lunes, 10 de septiembre de 2012

Fatiga crónica, el síndrome del cansancio extremo I



Fatiga crónica, el síndrome del cansancio extremo
(Foto: Revista Nueva/VANGUARDIA LIBERAL)


La lista de las que podríamos llamar “enfermedades contemporáneas” se amplía cada vez más. El Síndrome de Fatiga Crónica es una de ellas. Propia de finales del siglo XX, está atacando principalmente a las mujeres. ¿Cuándo consultar al médico?


¿Recuerda cuando el estrés no era considerado una enfermedad y quienes lo padecían pasaban por locos? Pues bueno, algo similar empieza a ocurrir con los pacientes cuyos síntomas básicos están relacionados con el cansancio extremo.

Ellos pueden padecer Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), el cual es considerado como una patología contemporánea, que afecta con mayor frecuencia a mujeres entre los 30 y 50 años.

“Se trata de una sensación de cansancio o fatiga que experimenta un paciente y que no se alivia con el reposo… y que no tiene explicación. Los síntomas asociados son tan fuertes, que incluso pueden incapacitar a la persona”, explica el siquiatra Rodolfo de la Hoz, especialista en el tema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha codificado este padecimiento en el capítulo de las Enfermedades del Sistema Nervioso Central, y se asegura que afecta aproximadamente al 0,3 por ciento de la población mundial.

Su causa no ha sido establecida, pero se le relaciona con algunos virus como el de Epstein Barr y el Herpes tipo 6. Otro nombre con el que se reconoce es el de encefalitis miálgica.

En cuanto a las causas del SFC, estas siguen siendo desconocidas, aunque se han sugerido diversas hipótesis, incluyendo factores inmunológicos, virológicos, psicológicos y siquiátricos. Lo que sí tienen claro los especialistas, es que este síndrome no se puede prevenir.

“¿Estoy cansado o enfermo?”

Confundir un simple cansancio con una enfermedad ha sido uno de los mayores retos de los especialistas. Para poder dar con un diagnostico acertado, las personas deben tener muy claros sus síntomas a la hora de asistir al médico.

Lo más importante es saber que la primera alarma es una sensación de cansancio extremo, que no mejora con el descanso y que suele durar muchos meses.

Otros síntomas que se asocian al SFC son dolores musculares y articulares, pero sin inflamación de las articulaciones. Además, el paciente puede tener pérdida de memoria, falta de concentración y tornarse irritable. En algunos casos es posible que sufra de fiebre no muy alta -usualmente no sobrepasa los 38°C- , crecimiento y dolor de los ganglios (en las axilas y el cuello) y dolor intenso de garganta y de cabeza.

Las señales se amplían a trastornos del sueño, tales como la incapacidad para quedarse dormido y una sensación de desasosiego al levantarse.

Una aclaración clave: no todos los afectados del SFC presentan todos los síntomas, pues algunos pacientes tienen “brotes” periódicos en los que algunos indicadores se intensifican más que otros. Por eso es necesario que una vez se inicie el tratamiento, este no se abandone aunque se sienta mejoría.

Incurable, pero tratable

Hasta el momento el SFC no tiene cura. Y su tratamiento es complejo y obliga a la combinación de diferentes modalidades. El objetivo es que el dolor se alivie y que el paciente pueda llevar una vida normal.

En el tratamiento médico se emplean medicamentos que disminuyen el dolor. Como esta enfermedad se asocia también a la depresión, puede ser útil emplear algunos ansiolíticos suaves.

Los especialistas generalmente recomiendan hacer una actividad física moderada, repartir las tareas grandes en unas más pequeñas y, básicamente, no hacer esfuerzos innecesarios. Como esta enfermedad se asocia también a la depresión, puede ser útil emplear algunos ansiolíticos suaves.

“También sirven mucho las técnicas de relajación y el yoga, y una alimentación adecuada. Es necesario que el paciente exprese sus emociones y sentimientos, pues como la enfermedad se asocia con depresión, la tendencia a aislarse podría empeorar la enfermedad”, asegura el doctor de la Hoz.

Relájese, respire profundo…

Algunas terapias alternativas son una buena opción como coadyuvantes del tratamiento médico del SFC, pues sirven en cuanto a la relajación y la mentalización sobre la enfermedad.

El yoga, el Pilates, la programación neurolingüística, los ejercicios de respiración y la meditación, son prácticas comunes para controlar el dolor y aprender a vivir con los síntomas de SFC.

Así mismo, hay importantes experiencias desde la acupuntura y la homeopatía, disciplinas que logran controlar y regir gran parte del sistema nervioso central de manera natural.

Lo recomendable es que en medio del tratamiento normal exista un espacio para estas medicinas alternativas, las cuales equilibran la mente y permiten que otros tratamientos evolucionen de manera más fácil.

¡Que no se acabe el sexo!

Por supuesto, la sexualidad es también una de las principales áreas de la vida que se afectan cuando se padece el SFC. La libido baja, el deseo se acaba y algunos medicamentos pueden interferir, por ejemplo, en la lubricación femenina.

De acuerdo con los sexólogos, siquiatras y médicos, la clave está en hablar. Hablar con su pareja y mantener una comunicación abierta y sincera, de tal manera que los dos entiendan el porqué suceden esos síntomas y busquen cómo solucionar los pequeños inconvenientes.

El uso de aceites, de posiciones que no impliquen un esfuerzo que pueda provocar dolor y de muchas caricias antes, durante y después, son aspectos que permitirán seguir disfrutando de una vida sexual normal.

Es muy importante que el paciente no se permita desmotivarse por la falta de deseo. En su cabeza debe estar la idea de que el sexo es terapéutico y que permite combatir el dolor causado por el SFC.

Fibromialgia, la hermana indeseable

Siempre que se habla de SFC, inmediatamente se asocia con la fibromialgia. Pues bien, esta es otra enfermedad, de características muy similares, pero con otras particularidades.

La fibromialgia es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que ocasiona a quien la padece dolor generalizado y un cansancio persistente. El síntoma más importante es el dolor. Éste es difuso, y afecta los músculos, provocando una sensibilidad anormal. Tanto, que el paciente no soporta ni siquiera una suave presión con los dedos sobre zonas anatómicas específicas de su cuerpo.

Así como el SFC, también está asociada con la depresión, y en muchos pacientes aparece después de rupturas sentimentales, accidentes traumáticos y duelos importantes.

Un dato: es mucho más común que el SFC, pues que según la OMS, afecta a cerca del 4 por ciento de la población mundial. Un paciente puede presentar las dos enfermedades, pero eso solo lo define un especialista.

Vitaminas: imprescindibles

Aunque no hay una dieta específica para las personas que padecen síndrome de fatiga crónica, los especialistas recomiendan el consumo de determinadas vitaminas y minerales. Aquí, algunos que pueden ser de utilidad para reforzar el tratamiento convencional.

- Vitamina B12: necesaria para reforzar los niveles de energía. Está presente en las carnes de aves y pescados, en los huevo, los mariscos, y en menor cantidad en la leche y productos lácteos.

- Vitamina C: recomendada por su efecto antiviral. Presente en naranja, limón, toronja, piña, mora, tomate y vegetales verdes.

- Magnesio: ataca la debilidad y la fatiga. Su fuente principal son carnes, mariscos y frutos secos. Allí encuentra altas dosis de magnesio.

- Coenzima Q10: alivia los síntomas de la fatiga. Esta enzima está presente en alimentos como el pescado (atún, salmón y sardinas), frutos secos, espinacas y aceite de soya.

10 tips sobre SFC

1. No es un trastorno psiquiátrico, es una enfermedad física.

2. El ejercicio físico moderado ayuda al tratamiento.

3. Los pacientes de SFC deben programar varios momentos de descanso durante el día.

4. Los cambios bruscos de estado de ánimo no son recomendables. Una vida equilibrada permite manejar mejor la enfermedad. ¡Relájese!

5. El sueño es vital. Nada puede alterar o modificar este tiempo. Deje las preocupaciones lejos de su cama.

6. Es importante hacer ejercicios de memoria. Llene crucigramas, lea.

7. La buena alimentación constituye gran parte del tratamiento. Evite los excesos y prefiera alimentos ricos en las vitaminas y minerales de los cuales le hablamos en el recuadro respectivo.

8. Hablar sobre la enfermedad es saludable. En las redes sociales hay muchas organizaciones y foros donde se puede compartir con otros pacientes.

9. Todos los días hay nuevas noticias sobre esta enfermedad. Es mejor mantenerse informado para poder actuar.

10. El paciente de SFC no es un inválido. Usted puede realizar todas las labores que se proponga, siempre y cuando esté bajo tratamiento médico.

Conozca más sobre SFC

- La fatiga crónica puede durar más de seis meses consecutivos. Este es uno de los síntomas más importantes y el paciente tiene que identificar que esta no sea consecuencia del ejercicio físico y que no presente alivio después del reposo.

-Si coinciden cuatro o más síntomas, a parte de la fatiga, de manera persistente o con recaídas durante seis meses consecutivos es necesario visitar al médico.

-Aun cuando practique ejercicio físico frecuente, recuerde que el cansancio no puede ser superior a 24 horas.

- El SFC es de difícil diagnóstico y es importante que el médico descarte otras enfermedades que pueden producir síntomas similares y que sí tienen un tratamiento específico.

- No hay ninguna evidencia científica que diga que el SFC se pueda contagiar. Sin embargo, estos pacientes no deben ser donantes de sangre ni de órganos.

- Algunos investigadores sugieren que el SFC, es una forma de depresión mayor. Según una publicación de la revista Annal Internal of Medicine los factores siquiátricos están relacionados en un 40 por ciento de los casos de SFC.

DESTACADOS

El sueño es vital para un paciente con SFC. Asegúrese de que nada alter o modifique este tiempo. Deje las preocupaciones lejos de su cama.

Los especialistas recomiendan programar varios momentos de descanso durante el día.

Este síndrome es muy raro en los niños. Usualmente, mientras más joven es el paciente, menos tiempo le durará la enfermedad.

Los síntomas asociados son tan fuertes, que incluso pueden incapacitar a la persona.

Algunas terapias alternativas son una buena opción como coadyuvantes del tratamiento médico del SFC, pues sirven en cuanto a la relajación y la mentalización sobre la enfermedad. Se recomiendan yoga, Pilates y programación neurolingüística.

Aunque no hay una dieta específica para las personas que padecen síndrome de fatiga crónica, los especialistas recomiendan el consumo de alimentos con vitamina B12 y C.


La electrosensibilidad, la plaga del siglo XXI

Domingo 09 de septiembre 2012
Por: Carlos Requejo.




El origen de la electrosensibilidad parece ser la exposición crónica y habitual a campos electromagnéticos de alta o baja frecuencia.

Basta escuchar a los médicos que firman el Llamamiento de Friburgo, entre otros muchos, para darse cuenta de la proliferación de muchas dolencias ligadas a la electrosensibilidad, como comprobamos cada día en nuestra pràctica profesional en la Bioconstrucción, al tener que realizar el blindaje electromagnético de muchas viviendas para ayudar a sobrevivir a los afectados.

El llamado Síndrome de Electrosensibilidad (SE) ha sido definido por los expertos de la Unión Europea (1997) como una Hipersensibilidad a los Campos Electromagnéticos (HCEM). Según estudios realizados en países del norte de Europa, las personas electrosensibles pueden representar entre el 20 y el 25% de la población, o sea, una de cada cuatro o cinco personas.

Desde 2002, en Suecia se reconoce la electrosensibilidad como causa de incapacidad laboral (invalidez física), según verifica el Dr. Olle Johansson (Departamento de Neurociencias, Instituto Karolinska, Stockholm), y amenaza en convertirse en la plaga del siglo XXI.

Esta proliferación inalámbrica afecta a todos los seres vivos, y se ha observado que hormigas, murciélagos, ratas e incluso el ganado son afectados por las radiaciones electromagnéticas. Recientemente, un estudio británico informa de la muerte de más de diez millones de pájaros en el entorno de las antenas de telefonía móvil.

Esta exposición radioeléctrica es involuntaria, indeseada e inadvertida, permanente y además indiscriminada, pues en grados diferentes afecta en la práctica al 100% de la población.

EFECTOS SANITARIOS DE LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA (CEM)

Se pueden producir efectos neurológicos a corto y medio plazo: insomnio, somnolencia matinal, estrés, angustia, ansiedad, pérdida de memoria, cefaleas, mareos, vértigo, fatiga crónica, atonía, desinterés, depresión, etc.

A largo plazo, pueden aparecer otros efectos biológicos, como patologías cardiovasculares, reumáticas y respiratorias. Algunos investigadores establecen relación causa-efecto con patologías degenerativas como Alzheimer, Parkinson, esclerosis, leucemia y cáncer (OMS).

La electrosensibilidad se relaciona con la permanencia en las cercanías de fuentes eléctricas artificiales, como líneas de alta tensión, transformadores, motores, antenas de telefonía, teléfonos móviles e inalámbricos, iluminación fluorescente, alarmas, ordenadores, electrodomésticos, máquinas, herramientas y redes eléctricas domésticas, principalmente.

Hasta ahora, la dificultad de los médicos para diagnosticar el síndrome de la electrosensibilidad hace que en España estos pacientes sean derivados al psiquiatra, cuando se trata de una enfermedad orgànica que afecta a un sector creciente de la población. Este error de diagnóstico, con frecuencia agrava el cuadro sintomático, pues el sujeto permanece expuesto largos años al agente causal, se retarda el tratamiento correcto y mientras tanto se le trata inadecuadamente con ansiolíticos y/o tranquilizantes.

Por otro lado, el afectado sufre rechazo familiar, social y laboral y se le acusa de alarmista, vago, quejoso o inadaptado laboral o socialmente.

Una de las pocas cosas que pueden hacer las personas afectadas es apagar los aparatos eléctricos de su vivienda (no con el mando), no tener inalámbricos DECT o similar (emiten de forma parecida a una antena de telefonía móvil pero dentro de casa) y utilizar el teléfono móvil con menor frecuencia.

Ante todo esto, hay que exigir urgentemente a nuestros gobernantes el reconocimiento por ley del potencial riesgo sanitario de los campos electromagnéticos, también la aplicación generalizada del principio de precaución y la redacción de un reglamento de prevención CEM, siguiendo el ejemplo de Suecia, Suiza, Italia, Rusia y otros países.

La segunda exigencia debe ser el recono-cimiento médico de la electrosensibilidad como una enfermedad orgánica que puede afectar ya al 20% de la población, y el establecimiento de un protocolo médico de diagnóstico, tratamiento y prevención.

La tercera exigencia es el establecimiento de zonas CEM cero, libres de electropolución, donde esté prohibida toda emisión electromagnética, de alta o baja frecuencia, en particular prohibiendo el uso del teléfono inalámbrico y el móvil por los niños.

Usualmente está reconocido que es necesario proteger guarderías, colegios, asilos y hospitales, pero según la Domobiótica debemos añadir la exigencia urgente de proteger todos los dormitorios (melatonin risk).

Esta petición se ampara en los Derechos Fundamentales de la Constitución Española, como el rincipio de inviolabilidad del domicilio, y más aún del cuerpo humano y del cerebro, que deben declararse expresamente fuera del ámbito del espacio público radioeléctrico usado por las compañías.Es vital vivir en una casa sana, sin radiaciones ni materiales tóxicos, según la Bioconstrucción, porque todos somos sensibles a los factores ambientales, y potencialmente electrosensibles. Por lo tanto todos, hombres, mujeres y niños, estamos afectados en un grado u otro (Con información de la revista digital (La Eco).

http://www.generaccion.com/noticia/166478/electrosensibilidad-plaga-siglo-xxi