miércoles, 18 de enero de 2012

«Se sabía que las prótesis PIP se rompían pero las autoridades no hicieron nada»



Critica que algunos cirujanos siguieron implantándolas pese a conocer las incidencias

17.01.12 - 02:48 -
ANE URDANGARIN aurdangarin@diariovasco.com | SAN SEBASTIÁN.
«Se sabía que las prótesis PIP se rompían pero las autoridades no hicieron nada» 

«Han fallado los estados de la UE, a los que les compete el control y la garantía de las prótesis»
«Hay que explantarlas antes de que se rompan; con la silicona fuera es mucho más complicado»

Asegura que «todo esto», refiriéndose a la alarma y a la situación de angustia e inquietud que están viviendo miles de mujeres, «se podría haber evitado». El cirujano barcelonés Jaume Serra inició hace varios años su particular lucha contra las prótesis francesas PIP. Cuenta que a partir de 2006 era «de dominio público» en el sector que estos implantes se rompían «de forma alarmante, pero nadie lo notificaba». El sistema falló. «Es una falta de respeto a la salud y a la dignidad de las mujeres», dice. Al menos 172 guipuzcoanas llevan estos implantes.
- Tengo entendido que hace tiempo alertó al Ministerio de Sanidad y también a la Sociedad Española de Cirugía Estética y Reparadora sobre los riesgos que entrañaban estas prótesis.
- En 2006 ya advertí a Sanidad que había observado graves déficits en el funcionamiento del sistema de vigilancia, que no garantizaba la calidad de las prótesis. Solicité una investigación, que se pusiera en marcha un registro, pero nada de nada. El 1 marzo de 2010 avisé por enésima vez, y por correo urgente certificado solicité al secretario general del ministerio que se convocara una reunión urgente. Ante la incompetencia de la Administración, empecé a usar los foros en internet.
- A finales de marzo de ese año, las autoridades francesas detectaron que las prótesis estaban fabricadas con un gel de silicona diferente al declarado que ponía en duda sus garantía, por lo que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ordenó que no se colocaran más. ¿Quién ha fallado en todo esto?
- Los estados miembros. A ellos les competía, según la UE, el control y la garantía de los implantes. El informe STOA del Parlamento Europeo sobre prótesis del año 2000, dirigido por el doctor Martín Moreno, actualmente director ejecutivo de la OMS en Europa, contenía apreciaciones muy valiosas vista la actual situación. Textualmente se decía en el informe que «la marca CE permite al producto ser comercializado en la UE, aunque no garantiza su absoluta seguridad». También que «los efectos a largo plazo de los implantes, incluyendo los adversos, deben de evaluarse mediante un sistema de vigilancia posterior a su comercialización, competencia y responsabilidad de cada estado miembro, que normalmente se organiza como sistema voluntario de notificación de incidentes, efectos secundarios, etc.».
- Sin embargo, tengo entendido que el registro no se puso en marcha o al menos no constaban las notificaciones de roturas.
- En el informe ya se decía que la creación de un registro de implantes sistemático y prospectivo de mujeres europeas con implantes mamarios podría permitir seguir los efectos adversos para la salud y proporcionar información acerca de la diseminación y las características del mercado.
- Algunos cirujanos plásticos han dicho que se sienten igual de engañados que sus pacientes. ¿Qué grado de responsabilidad les atribuye?
- Desde 2005 se sabía que la tasa de roturas de PIP era elevadísima. Aún así, muchos cirujanos siguieron trabajando con la misma marca, a pesar de que en el mercado había otras mejores, más caras, que no presentaban nunca roturas. Cuestión económica. En 2005 se pone en marcha el sistema de vigilancia que obligaba a notificar a Sanidad las incidencias. En 2007, en Valencia, una clínica tiene 22 roturas. Sin embargo, nunca las notifica a Sanidad y sigue implantando esa misma marca de prótesis, según me consta hasta enero de 2010. Lo curioso es que PIP Francia cerró en enero de 2009, y PIP España cerró en septiembre de 2009.
- ¿Cerró en septiembre y le consta que se seguían colocando esos implantes en 2010?
- La pregunta es: ¿De dónde salían esas prótesis? Las tenían en stock en sus clínicas. Lo amoral es que cuando cerraron PIP Francia y España esos cirujanos deberían haber pensado que había gato encerrado, haber avisado a Sanidad. ¿Has visto la película 'Margin Call', basada en Lehman Brother? Los tíos, sabiendo que tenían productos basura, los vendieron y los colocaron en el mercado, causando la crisis. Después de que cerrara PIP España en septiembre de 2009, esas clínicas que habían comprado esos stocks decidieron desprenderse de esas prótesis basura. Falló el control de Sanidad.
- Pero los implantes llevaban el sello CE, estaban autorizadas, recuerdan los cirujanos.
- Sin embargo, si esos cirujanos en 2006 hubieran avisado del alto número de roturas, Sanidad hubiera observado ese elevado número de incidencias, que no era normal. El problema es que no hay notificaciones de rotura en ninguna marca en 5 años. Nadie informaba.
- Sanidad no recomienda la explantación sistemática de las prótesis salvo que haya rotura o síntomas mamarios que lo aconsejen. ¿Está de acuerdo?
- Es un sinsentido. Tú te compras unos vaqueros en El Corte Inglés, llegas casa y ves que tienen una tara. ¿Te los quedas o vas a que te los cambien? El Corte Inglés te los cambia o devuelve el dinero, pero jamás te dice «lo siento, te los vas a quedar o reclama al fabricante, ya que también nosotros hemos sido engañados». Los billetes falsos se retiran del mercado. Ahora, en Reyes, se han retirado dos mil juquetes que llevaban sello de CE falsificado. ¿Dejarías jugar a tus hijos con juquetes con sello CE falsos, tóxicos que se rompen, y que pueden causarles un daño? Creo que no. Eso es aplicable a las prótesis.
- Así que es favorable a la retirada de los implantes.
- Hay que quitarlas antes de que hagan daño a las pacientes. Si se rompe el envase, la silicona es tóxica y produce inflamación, encapsulación del líquido periprotésico, etc... Quirúrgicamente, reemplazarlas antes de que se rompan se hace en 5 minutos, con solo una pequeña cicatriz en la areola. Si están rotas, no te imaginas lo que cuesta retirar la silicona. Se pega todo. Además, a veces, es necesario abrir la axila, lo que supone dos cicatrices. Y la axila es una zona anatómica muy peligrosa. Tampoco hay que olvidar que si la prótesis está rota, y hay líquido inflamado o los ganglios lo están, aplicando el protocolo la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) de enero de 2011, debes analizar esas muestras, con un costo añadido para el paciente de 400 euros.
- Dentro del 'Programa Filantropía' está operando a afectadas.
- Ya he intervenido a unas 50. No paran de llamar mujeres con las dos prótesis rotas. Una vergüenza.

¿Alergia al celular?



Laura Serrano-Conde/EFE-Reportajes
16 Enero 2012

Mareos, golpes de calor, picores, son los primeros síntomas de lo ya se denomina electrosensibilidad, ¿una enfermedad del siglo XXI?


La hipersensibilidad afecta a una de cada mil personas y es una dolencia para la que, por el momento, no hay medicamentos. Foto EFE

Madrid, España.- Las ondas electromagnéticas están cada vez más presentes en las sociedades modernas. Provienen de hornos, microondas, teléfonos inteligentes, ordenadores, dispositivos inalámbricos, redes wifi y otros muchos aparatos que se usan cotidianamente, pese a que ya está demostrado que pueden provocar cierta alergia en algunas personas más sensibles. Mareos, golpes de calor, sensación de quemazón, picores, náuseas, palpitaciones y cefaleas son algunos de los síntomas de una patología que los expertos han llamado electrohipersensibilidad, ¿una enfermedad del siglo XXI?

LA ELECTROSENSIBILIDAD, UNA ENFERMEDAD INVISIBLE

La hipersensibilidad electromagnética, también llamada electrosensibilidad o alergia a las ondas electromagnéticas, es una enfermedad relativamente nueva que afecta a las personas más sensibles a esas ondas que emiten algunos aparatos en un radio amplio de distancia.

Según estudios recientes, esta dolencia afecta a una de cada mil personas, y en algunos países, como en Suecia, ya se considera un transtorno, mientras que en otros, los afectados aún luchan por que se les reconozca su enfermedad.

"El hecho de que afecte a una de cada mil personas indica que no es una enfermedad rara, es una enfermedad relativamente frecuente. Sin embargo, la OMS no ha declarado que la electrosensibilidad sea una enfermedad. En medicina hay cierta tendencia a no meterse en temas no consolidados, y este aún no lo está, a pesar de que ya hay muchas personas afectadas", ha explicado a Efe Joaquím Fernández Solá, médico consultor senior del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona.

Fernández es uno de los pocos médicos que diagnostican esta enfermedad en todo el mundo. Sus pacientes acuden a él con el fin de que encuentre una solución a su problema, sin embargo, no existen investigaciones sobre esta dolencia y detectarla resulta complicado.

"Lo primero que hacemos es hacer un diagnóstico de caso, estudiamos los síntomas que presentan estas personas para saber si se trata de electrosensibilidad o de otro problema", comenta.

Irritabilidad, insomnio, mareos, dolor de cabeza, pérdida de memoria, sensación de quemazón, picores, náuseas y palpitaciones son algunos de los síntomas que presentan los pacientes que sufren esta patología, que va camino de convertirse en uno de los grandes males del siglo XXI.

"Como en todas las enfermedades, hay grados. Hay gente que puede vivir con ello, que solo necesita tomarse un analgésico para el dolor de cabeza, y hay otros que la antena de la casa del vecino no les permite salir de casa a pasear", cuenta.

CAMBIO DE LA RUTINA

Muchas de las personas que la sufren, se ven obligadas a alterar su rutina. Algunas tienen que protegerse con mantas de las ondas electromagnéticas y otras no pueden salir a la calle y viven encerradas como ermitaños. Hacen lo que pueden para prevenir esta alergia, aunque resulta algo complicado ya que están rodeadas de aparatos tecnológicos.

La antena de la casa de al lado, los móviles de la gente que pasea por la calle, los ordenadores en la oficina, el wifi de un autobús. Las ondas envuelven las sociedades del siglo XXI como una tela de araña de la que es difícil escapar.

"Lo principal es detectar de dónde proviene la emisión de ondas, si de un cable que va por la pared de detrás de la cama, o de la antena del vecino, o del wifi del trabajo... Y luego intentar evitar las fuentes de exposición en la medida de lo posible", subraya.

Las personas electrosensibles, explica, suelen ser "pacientes con sensibilidad química, que no toleran los olores, ni los cambios de temperatura, que son muy sensibles a los cambios ambientales".

UNA ENFERMEDAD SIN MEDICAMENTOS

Los síntomas generados por la hipersensibilidad son raramente diagnosticados. No hay demasiados estudios, existe un gran desconocimiento general en torno a este problema y tampoco existe ningún medicamento específico que acabe con ella.

"Sí hay estudios sobre cómo afectan las ondas electromagnéticas de los móviles, pero no del wifi, o de los ordenadores... Tampoco hay referencias históricas, pero lo que es cierto es que las ondas que recibían nuestros padres y las que recibimos nosotros no tiene nada que ver, hemos experimentado un incremento brutal a la exposición de ondas electromagnéticas", apunta.

A pesar de que Fernández reconoce que la exposición a estas ondas puede ser un problema, no está en contra de los avances tecnológicos: "No estoy en contra de las mejoras en la calidad de vida, al contrario. Sin embargo, creo que deberíamos tener precaución porque puede convertirse en un problema importante".

DESTACADOS:

* Mareos, golpes de calor, picores, náuseas, palpitaciones y cefaleas son algunos de los síntomas de la electrohipersensibilidad.

* Según estudios recientes, esta dolencia afecta a una de cada mil personas, y en algunos países, como en Suecia, ya se considera una discapacidad.

* Los síntomas generados por la hipersensibilidad son raramente diagnosticados