miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cooperativas de alimentación ecológica. ¿Una moda o un cambio profundo en la forma de consumir?

07-12-2010

Un año hay que esperar en algunas ciudades para formar parte de
una cooperativa de alimentación ecológica. Al final se intenta
compensar el hecho de que en un contexto urbano es difícil tener
un huerto y el contacto con los campesinos y agricultores
prácticamente desaparece. Pero cuál es el motivo de este éxito?
Hablamos con miembros de diferentes cooperativas para saber
qué les impulsó a crearlas, cómo funcionan, y si realmente esta
opción les da un mayor control sobre el origen y calidad de lo que
consumen.

Creamos nuestra cooperativa para poder consumir productos

ecológicos pero sin tener que pasar por el tamiz de los grandes

grupos de consumo ', explicaEngràcia Valls, socia de la cooperativa

de alimentación ecológica La Manduca, de Sant Feliu de Guíxols.

Y es que comprar comida ecológica en el supermercado es posible,

pero caro. Y las opciones de elección son limitadas. 'Hay muchos

botes de colores, pero los productos están fabricados por dos o tres

empresas. Cambia el diseño de los paquetes pero la elección es ilusoria ',

comenta Xavier Montagut, integrante de la Xarxa de Consum Solidari.

El lema de las cooperativas de alimentación ecológica podría ser 'nosotros

decidimos y conocemos lo que comemos'. Se trata de grupos de

consumidores coordinados que se aseguran de velar por la protección

de la agricultura ecológica. Roger Codina, miembro de la cooperativa

manresana Almàixera argumenta que una de las finalidades del proyecto

común que llevan a cabo es incidir sobre todo el sistema económico

establecido 'y destaca que las cooperativas de alimentación ecológica

permiten a un grupo de consumidores actuar conjuntamente valorando

aspectos sociales y éticos 'de la producción de alimentos. Codina subraya

que es importante 'proteger la figura del campesino y evitar intermediarios

que encarezcan el precio del producto'. ¿Y el resultado? 'Productos de

buena calidad, con un trato directo con el campesino productor, saludables

y ecológicos', remarca. La cooperativa de alimentación ecológica

barcelonesa Cydonia, inició su proyecto 13 años atrás. 'Empezamos siendo

8 o 9 parejas que buscaban una manera concreta de consumir y ahora ya

somos 46 familias que conforman el proyecto', nos dice Xavi Fernández,

miembro de la Junta directiva de Cydonia.

¿Qué hace falta para poner en marcha una cooperativa de

alimentación ecológica?


Los ingredientes necesarios son: la existencia de un grupo de

personas concienciadas y con ganas de optar por una compra de

alimentos ecológicos, una buena organización y diálogo. 'Se

necesitan meses para pasar de la teoría a la práctica', indica Xavi

Fernández. Codina señala que 'cuando un grupo empieza, hay

más dedicación que cuando la cooperativa ya tiene las dinámicas

creadas'. Los integrantes de la cooperativa suelen organizarse en

cinco grandes grupos: Comisión de compras (busca nuevos

proveedores, hace los pedidos necesarias), Comisión de Infraestructuras

(busca el material necesario para el local), Comisión de económicas

(cobran los pedidos ), Comisión de relaciones externas (asisten a los

encuentros con otras cooperativas y dan a conocer sus proyectos a

los demás miembros del grupo) y, por último, la Comisión de relaciones

internas (distribuye y asigna las tareas a cumplir, preparación de cajas,

limpieza, asambleas, entre otros). La media de horas semanales

dedicadas a tareas para la cooperativa es de 2 a 3 horas por familia o

integrante de la cooperativa.

Cada cooperativa decide el número de personas que pueden formar
parte. 'Gestionar más de 40 cestos ya empieza a ser complicado',
explica Engràcia Valls. A veces el freno viene determinado por el
espacio del local: si el local es pequeño a partir de un cierto número
de socios, ya no es posible crecer más. Por este motivo están las
listas de espera donde se apuntan los que quisieran entrar a formar
parte de una cooperativa, que desgraciadamente está llena.

Lo más común es que haya una lista de espera de gente que quiere

formar parte de otras cooperativas, y cuando se llega a un número

de personas concreto, 20 inscritos, se plantea la idea de formar una

nueva cooperativa ', añade. Los miembros de cooperativas ya

consolidadas guían en el proceso de nacimiento de nuevas cooperativas

a sus integrantes. 'Los convocamos, les explicamos nuestras rutinas

de funcionamiento, los pasamos una lista con nuestros proveedores y

contestamos a las dudas y preguntas que nos plantean', explica Fernández.

Codina indica que algunas veces se opta por acompañar en todo el

proceso de formación de la nueva cooperativa, haciendo que una

persona voluntaria abandone la cooperativa inicial que formaba parte,

para pasar a ser integrante de la nueva y poder resolver las dudas que

vayan surgiendo, desde dentro '.

¿Y donde se registran más listas de espera? 'En Barcelona y en el Área

Metropolitana es donde han aparecido más cooperativas de alimentación

ecológica y donde hay más listas de espera', comenta Fernández,

que añade que en el Maresme, el Vallès y el Baix Llobregat también hay

mucha demanda. En las tierras de Girona, en Tarragona y Manresa, por

el contrario, hay menos afluencia. El tiempo de espera para pasar a

formar parte de una cooperativa oscila entre 6 meses y un año.

Contacto directo con los campesinos
La principal ventaja formar parte de una cooperativa es 'poder conocer

a quien compras los productos, saber qué hace y estar de acuerdo con

la manera como lo hace', subraya Xavier Montagut. Las cooperativas

organizan, de vez en cuando, visitas a los campesinos proveedores.

'Les hacemos preguntas, vemos de qué manera trabajan y resolvemos

dudas sobre el proceso de elaboración y producción del producto',

explica Engràcia Valls.

¿Pero como se contacta con los proveedores? 'Hay campesinos que

cultivan hortalizas de forma ecológica y ellos mismos ofrecen sus

productos a las cooperativas. Otras veces, los mismos integrantes de la

cooperativa conocen a algún campesino y lo proponen los demás

miembros del grupo. Una tercera opción es conocer campesinos a través

de otras cooperativas que recomiendan a ciertos proveedores ', explica

Xavi Fernández.
La lucha contra los transgénicos y la recuperación de la soberanía

alimentaria
Montagut destaca que 'la soberanía alimentaria es una estrategia de lucha

que pretende devolver a los ciudadanos ya los productores el control de

su alimentación hoy en manos de unas pocas mutinacionals orientadas a

maximizar sus ganancias. Esto implica una alimentación sana, sostenible,

justa y adecuada culturalmente '. Y como podemos recuperarla? El

movimiento campesino, todo el mundo junto con consumidores, ecologistas,

ONG está exigiendo un cambio de rumbo en las políticas agrarias y alimentarias

y lo está llevando a la práctica con explotaciones agroecológicas, con

proyectos comerciales equitativos, organizando los ciudadanos para consumir

productos agroecológicos , de proximidad y con una retribución justa a todos

los que participan en la cadena alimentaria 'recalca Montagut.

Esta es una de las finalidades que persiguen las cooperativas de alimentación

ecológica. La otra es evitar que las semillas de alimentos modificadas

genéticamente contaminen a las ecológicas, debido a la mezcla de los dos

tipos de semillas con la ayuda del viento. Montagut es del parecer que las

semillas de alimentos transgénicos son invasoras y por tanto hay que parar

su producción. 'La sociedad está muy sensibilizada con este tema, aunque

el poder económico tira hacia otro lado', dice Montagut, que añade,

'Cataluña está a la vanguardia en productos transgénicos, el maíz que

producimos es transgénico y sirve para alimentar animales que luego

consumimos en forma de carne animal '. La plataforma ‘Som lo que sembrem'

trabaja para conseguir el etiquetado de los productos alimenticios

modificados genéticamente. 'Los transgénicos tienen mala prensa, si las

personas supieran qué es transgénico y lo dejaran de comprar, las empresas

renunciarían a producir más', considera Roger Codina.

Cifras destacadas
Según datos del Observatori de l'alimentació ecològica de Catalunya,

un 31% de la población encuestada afirma que consume productos

ecológicos, aunque sea esporádicamente. Y de manera habitual el

porcentaje es del 2,6%.

En Cataluña hoy hay unos 123 grupos, asociaciones o cooperativas

de alimentación ecológica, según datos de Ecoconsum, la Coordinadora

catalana de cooperativas de alimentación ecológica. A Ecoconsum,

pero, sólo hay inscritos una veintena de grupos, que se encuentran

un par de veces al año para tomar decisiones conjuntamente e

intercambiar información de interés.

* En las fotografías aparecen: Engràcia Valls, Xavi Fernández y

Xavier Montagut. (Autora: L. Bassagaña)

No hay comentarios:

Publicar un comentario