Las figuras de su padre y de su profesor de Literatura, la Asturias donde pasó parte de su infancia, el amor y el desamor, o la fibromialgia que sufre tiñen los versos del primer libro de Jesús Arroyo, "Contracaminante".
Escribe casi desde siempre, gracias a un maestro que le inculcó el amor por la literatura y confió en su capacidad cuando apenas era un niño. Hoy, este que es vecino de San Fernando de Henares, nacido en el madrileño barrio de Malasaña y criado entre Asturias y la capital, publica en Sinmar, del grupo editorial Vitruvio, su primer poemario:"Contracaminante".
Jesús Arroyo trabaja como formador comercial, pero es ante todo poeta. Y un poeta difícilmente vive de la poesía. Sin embargo, no deja de ser un orgullo lograr publicar una obra que, según confiesa antes de presentarla en la Biblioteca Central Rafael Alberti del municipio, le ha costado "siete años de mucho esfuerzo".
Consciente de que la poesía no es lectura fácil, recomienda a la gente que se acerque a ella a través de Internet. "Muchos hemos salido de los blogs literarios, donde hay muchísima buena poesía, gente totalmente desconocida y una obra muy sencilla para el lector que yo creo que podría ser un primer escalón para el público al que no le gusta la poesía, aunque cada vez hay más público al que le gusta la poesía". Su blog es, por tanto, un modo perfecto de aproximarse a la obra de Arroyo.
Mil ejemplares constituyen la primera edición de "Contracaminante". "Llevamos cinco semanas en las librerías y vamos por cuatrocientos y pico libros. Estoy muy contento, muy muy contento -manifiesta-. Y los vecinos lo tienen desde hace un mes en la Biblioteca Rafael Alberti".
En un primer libro, los poetas suelen recogerlo todo."Contracaminante" no es una excepción. Arroyo explica que el lector va a encontrarse lo que ya tenía hecho, pero muy trabajado. "Si sacáramos el poema virgen, sería un desastre (...) En el libro está por qué escribimos, o por qué escribo; un canto a esa Asturias donde me crié; amor y desamor, casi cita obligada en un primer poemario; dedicatorias, muchas dedicatorias, la parte final es dedicatoria. Un batiburrillo de muchas cositas".
Aunque admite que hay gran cantidad de poetas a los que sigue, uno en particular es el suyo de cabecera: "Ángel González, posiblemente tengo algo de su estilo, no sé si encajo ahí o en qué porcentaje, pero yo hago también verso libre y aprendí mucho de él", reconoce.
De la mano de su amiga Rosa Jimena
En el acto de presentación del libro, Jesús Arroyo estuvo acompañado por su amiga y también poeta Rosa Jimena quien, tras un breve desbroce de su obra, introdujo la faceta biográfica del autor. Recupera y razona la importancia de la Asturias de su infancia; de don Isidro, el profesor de Literatura del colegio Castilla de Alcobendas; del padre de Jesús; de sus amores -destacando a Montse, su pareja-; y de la enfermedad que le mantuvo siete años de baja y con la que convive, la fibromialgia. La estructura del libro, compuesto por 53 poemas divididos en cuatro partes, reflejan todo ese mundo.
Jimena no se resistió a explicar la reiterada relevancia de don Isidro, desvelando a los asistentes una anécdota crucial: "Cuando Jesús tiene unos 11 ó 12 años, estaba en 6º de EGB, don Isidro dice a los alumnos que quiere que escriban una obra de teatro para participar en un concurso que organiza el colegio para 6º, 7º y 8º. El premio consiste en representar la obra ganadora al finalizar el curso. Jesús escribe su obrita en un bable castellano, utilizando terminaciones típicas porque piensa que nadie lo iba a hacer así, y se va tan contento al colé. Pero la casualidad hace que ese día don Isidro esté de baja por enfermedad y le recoge el trabajo una profesora que le dice que no tiene ni idea de escribir y le tira a la basura la obra. Al día siguiente se reincorpora su profe y el texto, sin saber de qué manera, se rescata de la basura. Gana el primer premio y se representa su obra. A partir de entonces, se vuelca en la literatura con el apoyo de don Isidro y de su padre, a quien el profesor pide apoyo para que le compre una serie de libros clásicos".
La poetisa concluye su intervención pidiendo que den las gracias, si alguien lo encuentra, a un profesor "con cara de sabio", al que "le falta la falange de algún dedo" y que responde al nombre de don Isidro, "sin apellido". La razón: "Haber rescatado de la basura a un gran poeta".
Agradecimiento municipal
Jesús Rodríguez, director de la Rafael Alberti, se encargó de introducir el evento: "Conocí a Jesús hace 5 ó 6 años en la entrega de los premios del certamen literario de la localidad. Se acercó, estuvimos hablando, y a partir de entonces mantenemos una relación fluida con la literatura como fondo".
Pero el director, más allá de la obra de Arroyo, destacó de él su labor "en difundir el gusto por la poesía". De hecho, los encuentros de poetas locales de San Fernando de Henares (el próximo 27 de abril se celebra el tercero), nacieron a propuesta del escritor.
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