El SQM consiste en una alergia muy específica que resulta de una actitud ultradefensiva del organismo ante la presencia excesiva de tóxicos
MADRID, España, ene. 19, 2010.- Las alergias afectan ya a un 25 por ciento de la población urbana y a un 15 por ciento de la rural, por lo que constituyen una de las epidemias del siglo XXI.
Según el jefe del Servicio de Inmunología y Alergia del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla (sur de España), José Conde, el aumento y agravamiento de las alergias se debe a múltiples factores, como el tabaquismo, la contaminación por ozono -gas oxidante que daña las mucosas de las vías respiratorias- o las emisiones por combustión de gasóleo, que agravan veinte veces más la posibilidad de agresividad del polen que las de la gasolina.
Aunque resulte paradójico, Conde recuerda que la alergia es también "una enfermedad de la sociedad del bienestar y del progreso sanitario" pues unas excesivas precauciones higienistas "impiden que los bebés desarrollen adecuadamente su sistema inmunitario".
Por otro lado, existen otras alergias menos conocidas que también forman parte de la "sociedad del bienestar". Todos los días estamos expuestos durante nuestras actividades vitales a olores de orígenes muy diferentes. Cuando se trata de productos de perfumería, pinturas, barnices o artículos de limpieza el asunto se agrava para muchas personas, algunas de las cuales sin saberlo sufren un tipo de alergia muy específica denominada Síndrome Químico Múltiple (SQM).
"Esta reacción de hipersensibilidad puede afectar a varios órganos o sistemas como el nervioso central y periférico, aparato digestivo, respiratorio, o provocar trastornos hormonales, entre otros", según aseguró Julián Márquez, uno de los pocos médicos españoles especializados en esta enfermedad y que ejerce en la ciudad de Barcelona.
MALESTAR POR EL OLOR
El especialista asegura que los afectados por el SQM pueden pasar de un estado de normalidad absoluta a un malestar persistente en cuanto les llega el olor de algún producto químico, como lejía, tabaco, pintura gasolina o un perfume muy intenso. Y cuenta el caso de un paciente que empezó a ponerse mal en la consulta, presentando cianosis (labios amoratados), y que los síntomas cesaron en cuanto salió fuera. Los sanitarios descubrieron después que el despacho donde había tenido lugar la consulta fue pintado el día anterior.
Los afectados más graves por esta dolencia tan propia de nuestro tiempo se ven obligados a prescindir de muebles que no estén "curados" de olores y a vivir en un ambiente sometido a la acción constante de los purificadores de aire.
A pesar de que la OMS no ha reconocido aún el SQM como enfermedad, durante el II Congreso de Medicina Ambiental, celebrado en Brunete (Madrid) en junio de 2008, se confirmó que esta alergia afecta a entre el 4 y el 9 por ciento de la población europea, con una prevalencia similar a las de patologías crónicas como la diabetes.
"El SQM constituye, junto con el de la fatiga crónica y la fibromialgia, las enfermedades laborales y ambientales del siglo XXI, si bien solo las dos últimas están siendo reconocidas como tales por las autoridades sanitarias mundiales", según el abogado de Barcelona Jaime Cortés.
El periodista y cineasta español Miguel Jara, especialista en temas de salud y ecología, calcula que actualmente en el medio ambiente se han liberado unas 104.000 sustancias tóxicas, según pone de manifiesto en su documental "Carga tóxica".
ADVERTENCIA A LA HUMANIDAD
En su libro "La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo" , Jara explica que "entre bambalinas están apareciendo nuevas enfermedades que están haciendo daño a los cuerpos más sensibles", pero que los que las sufren "nos están advirtiendo al resto de la humanidad porque el peligro va a más".
El periodista recuerda que el 15 por ciento de españoles tiene algún grado de sensibilización química y el 5 por ciento está considerado enfermo con grado de severidad.
Entre los casos reales citados por Jara está el de María José, una bibliotecaria que trabajaba en un sótano y, aunque en su oficina nunca hubo insectos ni ácaros, lo fumigaban de forma preventiva y terminó padeciendo el SQM.
Uno de los problemas principales contra el que debe luchar el afectado por el SQM es la falta de especialistas, pues en general los médicos de cabecera desconocen la existencia de esta patología y creen que el enfermo es víctima de una psicosis o que está fingiendo.
"La reacción de algunos facultativos ante este cuadro desconocido es la receta de tranquilizantes o antidepresivos o la derivación del paciente al psiquiatra", según Pilar Muñoz Calero, médico y afectada por la enfermedad de cuya etiología y consecuencias se informa en la Fundación Alborada que ella preside.
Los especialistas coinciden en que el SQM es una enfermedad crónica que se desata en contacto con el producto químico, que no se cura y cuyos síntomas remiten en cuanto el enfermo se aleja de la causa que le produce la reacción alérgica.
De acuerdo con un estudio realizado hace dos años en 52 pacientes del Hospital Clínico de Barcelona, afectados de SQM, el 80 por ciento de los enfermos presentaba intolerancia a la lejía o al amoníaco; un 75 por ciento a colonias, geles o cosméticos; un 50 por ciento a disolventes y pinturas; un 25 por ciento a detergentes y el 21 por ciento al humo del tabaco o al suavizante para la ropa.
FUENTE: http://www2.esmas.com/noticierostelevisa/investigaciones-especiales/131352/alergia-toxicos
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