CGP/DICYT Se trata de una enfermedad relativamente nueva, ya que se describió en 1994, pero el perfil de las personas que padecen Síndrome de Fatiga Crónica es claro. Así lo ha puesto de manifiesto hoy José Alegre Martín, coordinador de la Unidad del Síndrome de Fatiga Crónica del Hospital Valle de Hebrón de Barcelona, quien ha participado hoy en Valladolid en el Congreso Español de Medicina y Enfermería del Trabajo. Según ha explicado a DiCYT, las personas que sufren esta enfermedad son habitualmente “mujeres jóvenes, alrededor de los 25-30 años, que empiezan por un cuadro de cansancio extremo por la mañana”. Estas mujeres son, además, “extremadamente perfeccionistas, muy brillantes en su vida y el mecanismo que desencadena el Síndrome es múltiple”.
Como detalla el experto, el cansancio que sufren estas pacientes dura más de seis meses y, tras consultar a diferentes especialistas, “no se encuentra ninguna enfermedad definida”. “La enferma tiene además un problema grave y es que no se puede concentrar. Esta persona no puede aprender cosas nuevas, cuando lee tiene muchos problemas para integrar los conocimientos, y por tanto, tiene enormes dificultades para realizar actividad intelectual”. Asimismo, añade, uno de los síntomas que se repite en estas pacientes es que el sueño no repara aunque se duerma mucho. “Es más, cuanto más duerme, más agotamiento tiene, y el ejercicio físico tampoco lo tolera”, insiste. Por todo ello, el Síndrome de Fatiga Crónica impide realizar trabajo físico e intelectual.
Durante su ponencia, Alegre ha recordado que existen aspectos relacionados con el trabajo que pueden desencadenar la patología. “Pesticidas, determinados ambientes, virus o accidentes de tráfico pueden estar relacionados. La enfermedad se desencadena en un momento determinado y es invalidante, el paciente en su inmensa mayoría no puede realizar su trabajo”, señala, al tiempo que añade que es muy importante facilitar a estas personas que la administración reconozca la incapacidad, “porque si trabajan van a empeorar claramente”. Para detectarla los especialistas utilizan elementos de medida del grado de deterioro cerebral y físico.
Aunque todavía hace falta mucha investigación, indica Alegre, cuando existan medicamentos para que la enfermedad tenga otro curso los especialistas en el campo laboral “tendrán que trabajar mucho porque habrá que reintroducir a los enfermos poco a poco”.
Investigación en auge
Tal y como apunta el experto, la investigación en torno al Síndrome de Fatiga Crónica está en auge. “Parece que esta enfermedad viene ligada a los genes y estamos controlando a cerca de 200 familias con más de tres generaciones enfermas”, destaca. Otro aspecto frecuente es que el Síndrome aparece después de recuperarse del cáncer. “Un grupo importante, casi el 10 por ciento, hará un cuadro igual tras sobrevivir a un cáncer”, asegura.
También existen estudios con deportistas de élite. Tal y como afirma el especialista, “aunque el mundo cree que el deportista de élite es una persona sana es todo lo contrario, porque hace cada día estrés brutales”. “Otra cosa que se cree es que para que un equipo funcione hay que sudar la camiseta y eso es un gran error, el equipo tiene que estar muy bien entrenado y el entrenamiento debe ser pequeño”, recalca.
Por otro lado María Modroño Masferrer, quien trabaja en la creación de una Fundación de personas afectadas por Síndrome de Fatiga Crónica, considera que todavía hace falta mucha información sobre la enfermedad. “La persona afectada es la que busca cómo poder sacar información, porque realmente en el entorno en que se mueve no hay una explicación a lo que le está sucediendo”, recuerda, al tiempo que añade que “hay que seguir trabajando y creando asociaciones, que es de donde parte la mayor información, constituir fundaciones y apoyar a todos los médicos que están en el mundo de la investigación y que necesitan recursos y apoyo de todas las instituciones”.
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