sábado, 12 de enero de 2013

Alarma en Pekín por una nube tóxica






Dos jóvenes toman un refresco en una calle de Pekín afectada por la polución. | Afp

El alto nivel de contaminación hace irrespirable el aire de la capital china
Viene causado por la calefacción, la industria y las centrales eléctricas
'No me atrevo casi a respirar. Es increíble', dice una pequinesa
'Las partículas PM2,5 están a punto de romper los aparatos de medición'


Andreas Landwehr (Dpa) | Pekín
Actualizado sábado 12/01/2013 18:48 horas
 
El cielo sobre Pekín se ve oscuro y gris, sin que el sol pueda colarse a través del espeso 'smog'. Los rascacielos de la metrópolis de 20 millones de habitantes desaparecen detrás de la nube de contaminación y la visibilidad no pasa de unos cientos de metros. "No me atrevo casi a respirar", dice una pequinesa de 47 años. "Es increíble".

El aire huele a quemado y muchas personas llevan mascarillas. Los pequineses están acostumbrados a la contaminación del aire, pero nunca habían vivido algo así. Algunos tienen miedo de "la muerte por respiración", como ellos mismos dicen.

A medida que pasaban las horas del sábado, el índice de contaminación de la embajada de Estados Unidos iba en aumento, hasta niveles récord. Los datos, que se pueden seguir por Internet, marcaban 472 en la mañana, pero luego treparon a 699 y de pronto hasta la aterradora cifra de 728. El máximo de la escala había sido siempre 500.


Una joven se cubre con una máscara. | Afp

Incluso las mediciones oficiales de las autoridades, a las que no les gusta reconocer la gravedad de la contaminación y que siempre dan cifras menores, llegaron al récord de 456 puntos. "Las partículas PM2,5 están a punto de romper los aparatos de medición", escribe la agencia Xinhua con una claridad poco habitual sobre las diminutas partículas que pueden pasar a través de los pulmones directamente a la sangre.

Efectos sobre la salud

Los médicos alertan de que pueden causar ataques de apoplejía, problemas cardíacos, inflamación de las vías respiratorias y a largo plazo, cáncer. Los ancianos, niños y enfermos deben permanecer dentro de las casas. En general, las autoridades recomendaron a todo el mundo no salir.

"La contaminación del aire es grave", sentenció oficialmente el centro de control del medio ambiente. Aunque hay alarma por 'smog', los vehículos pueden seguir circulando y las fábricas lanzando gases tóxicos a través de las chimeneas, incluso pese a que desde principios de año hay una nueva ley que autoriza estas medidas en casos en los que el aire sea "extremadamente malo". "¿Cuánto peor que ahora tiene que ser?", se preguntaba indignado un ciudadano de 43 años.

"Me duelen los pulmones", se queja una secretaria. "Y me arden los ojos". Otros hablan de dolores de garganta y un usuario de Internet hacía uso del sarcasmo: "¡Pekín, te amo, hasta el ahogo!"

"No me atrevo a salir de casa, ni a abrir las ventanas", comenta otro internauta. "Huele a quemado, ¿qué ha pasado?", se pregunta uno, y alguien añade: "El que salga a correr a la calle vivirá diez años menos".

El origen de la polución

El alto nivel de contaminación se debe al carbón que queman la industria, las centrales eléctricas y las de calefacción. China obtiene dos tercios de su energía del carbón, del que es altamente dependiente. Con el enorme crecimiento económico del país, la demanda aumentó entre 2005 y 2010 nada menos que un 44 por ciento, según datos de la organización ecologista Greenpeace.

A ello se suman los coches, cada vez más. En la actualidad circulan unos cinco millones por la capital, frente a los tres millones de hace cinco años.

Debido a la presencia del 'smog' murieron el año pasado en Pekín y en Shanghai, Guangzhou y Xi'an 8.572 personas de manera anticipada, de acuerdo con un estudio presentado hace unas semanas por Greenpeace y la Universidad de Pekín. La cifra real seguramente es mucho mayor, admiten los científicos, porque la que manejan se basa en las mediciones oficiales. Además, se concentraron solamente en los efectos directos de la nube de partículas, pero dejaron a un lado los sufrimientos crónicos.

Para reducir la nube tóxica, Pekín y las otras metrópolis deberían limitar el uso del carbón y a largo plazo, reducirlo, según Greenpeace. En su lugar, deberían apostar por las fuentes alternativas de energía. Además, subrayan los ecologistas, un gran problema es que la mitad del carbón se quema en China en calderas industriales que son ineficientes y que liberan muchos más gases contaminantes que las centrales energéticas de carbón de uso en otras partes.

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