Adrián Martínez preside la nueva asociación.
ISABEL RAMón
La manipulación de alimentos, la contaminación y el desarrollo de nuevas sustancias ha traído consigo una serie de intolerancias alimentarias y ambientales que afectan a un creciente número de personas en España.
PINO ALBEROLA La creciente incidencia de patologías relacionadas con las intolerancias alimentarias y ambientales ha llevado a la creación de la asociación que usted preside, la primera de estas características en Alicante. ¿Por qué este aumento de casos?
Porque convivimos con más de 300.000 sustancias y solo unos pocos centenares han sido estudiadas bajo evidencias científicas sobre cómo afectan a la población, del resto no se sabe.
¿Qué enfermedades de carácter ambiental son las más importantes?
La fatiga crónica, el síndrome de la sensibilidad química, la fibromialgia y el síndrome electromagnético. También hay otras patologías que pueden tener relación con la contaminación, por ejemplo la incidencia del cáncer, la infertilidad, las enfermedades degenerativas...
¿Y respecto a las intolerancias alimentarias?
Cada vez hay más por el incremento de determinados productos alimentarios como la leche. Sólo un dato, el 80% de los españoles consumimos leche, cuando el 60% son intolerantes a la lactosa. Las industrias son las primeras que fomentan su uso. También hay muchos productos aderezados con aditivos que fomentan la intolerancia y además hay más intolerancias a determinados productos derivados del pollo, el pescado azul, la ternera y los frutos secos. Todo como consecuencia de la creciente manipulación de estos alimentos.
¿Qué podéis hacer los médicos ante esta situación?
Nos compete estudiar estas sustancias. Además, tenemos que elaborar alternativas terapéuticas consensuando criterios, ofrecer un contacto más íntimo con los pacientes y fomentar la formación en salud ambiental.
Muchos pacientes con enfermedades de carácter ambiental denuncian que la sanidad no les toma en serio.
Es cierto. Países como Canadá, Japón, Austria o EE UU reconocen la sensibilidad química y nosotros no. Respecto a la fibromialgia, utilizamos criterios de inclusión de la enfermedad muy antiguos y si se utilizaran los nuevos, los casos aumentarían muchísimo. Además, en muchas ocasiones los médicos piensan que son patologías de carácter psiquiátrico.
La manipulación de alimentos, la contaminación y el desarrollo de nuevas sustancias ha traído consigo una serie de intolerancias alimentarias y ambientales que afectan a un creciente número de personas en España.
PINO ALBEROLA La creciente incidencia de patologías relacionadas con las intolerancias alimentarias y ambientales ha llevado a la creación de la asociación que usted preside, la primera de estas características en Alicante. ¿Por qué este aumento de casos?
Porque convivimos con más de 300.000 sustancias y solo unos pocos centenares han sido estudiadas bajo evidencias científicas sobre cómo afectan a la población, del resto no se sabe.
¿Qué enfermedades de carácter ambiental son las más importantes?
La fatiga crónica, el síndrome de la sensibilidad química, la fibromialgia y el síndrome electromagnético. También hay otras patologías que pueden tener relación con la contaminación, por ejemplo la incidencia del cáncer, la infertilidad, las enfermedades degenerativas...
¿Y respecto a las intolerancias alimentarias?
Cada vez hay más por el incremento de determinados productos alimentarios como la leche. Sólo un dato, el 80% de los españoles consumimos leche, cuando el 60% son intolerantes a la lactosa. Las industrias son las primeras que fomentan su uso. También hay muchos productos aderezados con aditivos que fomentan la intolerancia y además hay más intolerancias a determinados productos derivados del pollo, el pescado azul, la ternera y los frutos secos. Todo como consecuencia de la creciente manipulación de estos alimentos.
¿Qué podéis hacer los médicos ante esta situación?
Nos compete estudiar estas sustancias. Además, tenemos que elaborar alternativas terapéuticas consensuando criterios, ofrecer un contacto más íntimo con los pacientes y fomentar la formación en salud ambiental.
Muchos pacientes con enfermedades de carácter ambiental denuncian que la sanidad no les toma en serio.
Es cierto. Países como Canadá, Japón, Austria o EE UU reconocen la sensibilidad química y nosotros no. Respecto a la fibromialgia, utilizamos criterios de inclusión de la enfermedad muy antiguos y si se utilizaran los nuevos, los casos aumentarían muchísimo. Además, en muchas ocasiones los médicos piensan que son patologías de carácter psiquiátrico.
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