Una de las preguntas más frecuentes en la consulta, es Porqué tanto cansancio? Porqué no se me pasa? O, cuando me voy a sentir bien otra vez?
Una vez descartadas toda otra causa de fatiga, (enfermedades infecciosas en especial las virales, inflamatorias autoinmunes u oncológicas) y no habiendo una causa metabólica, alimentaria o laboral que la justifique podemos decir que la fatiga se debe a la fibromialgia o al síndrome de fatiga crónica.
Además del tratamiento medicamentoso, y el régimen higiénico dietético adecuado es importante que el paciente entienda lo siguiente.
En general el dolor y estado de compromiso general de cualquier enfermedad crónica, lleva a la persona a mermar su actividad. La consecuencia es un desacondicionamiento general y pérdida de masa muscular, los músculos se hipotrofian. Y el cerebro pierde paulatinamente el engrama de actividad y movimiento.
Los músculos en este estado son más frágiles y se lesionan fácilmente, además su movilización suele ser dolorosa El mejor y más claro ejemplo de esto es recordar que sucede con una persona que ha llevado un yeso (escayola) por 45 días. Al quitarse el yeso el miembro está débil, flaco, doloroso y torpe. Se precisa rehabilitación para que con el tiempo vuelva a la normalidad.
Lo mismo sucede (en mayor o menor grado) con los músculos de alguien que ha estado hospitalizado, o en reposo o simplemente sedentario. Precisan rehabilitación para recuperarse y realizar una actividad normal.
Ante el dolor mismo o la amenaza percibida de dolor con el movimiento, se va cerrando el círculo de inactividad y fatiga ante la minima exigencia.
Por otro lado, vamos a suponer que nuestra energía vital metafóricamente hablando es como nuestro dinero. Tenemos gastos fijos y ocasionales, de energía como de dinero.
En este ejemplo la enfermedad funciona como una deuda. Una deuda cuyo monto dependerá del tiempo que llevamos en deuda (enfermos), cuanto más tiempo, la deuda es mayor, a veces hasta no nos es posible reponerla.
El modo de recuperar energía, (o dinero) es dejar de gastar por un lado y por otro trabajar para tener mayor energía (o dinero). Exactamente de eso se trata, eso nos dice el lenguaje corporal. Nos dice “no hay más energía” “no puedo responder a la demanda cotidiana”
Y el tratamiento de rehabilitación física que los médicos indicamos (caminar, tai chi, acuagym, etc) es el trabajo que es necesario hacer para reponer o recuperar en la medida de lo posible la energía ( el capital)
Por otra parte curar es lo que hace la medicina, pero sanar es lo que la persona hace por sí misma para mejorar, y este proceso de sanación también requiere energía. Solo que para sanar, o recuperar cuando hay poca energía no se puede seguir con la vida habitual, la energía disponible no alcanza para todo a la vez! Y para esto el cuerpo nos obliga a dejar otras actividades para disponer de la energía necesaria para su recuperación o sanación. ¿Cómo lo hace cuando no somos capaces de darnos cuenta solos? Nos hace sentir cansancio, falta de ganas, (de energía). Es por lo tanto un mecanismo de defensa para poder realizar la reparación necesaria. Por otro lado sabemos que cómo dice el saber popular “el sueño es reparador”. Efectivamente durante el sueño se liberan sustancias destinadas a la reparación musculoesquelética y general. Así que el cansancio y el sueño serían útiles a los efectos de reponer energía y reparar los tejidos.
En general la vida actual, los hábitos, y nuestras propias exigencias, demandan un gran gasto de energía (salud). El cuerpo avisa normalmente de su estado, nos habla a través del cansancio normal, del sueño, de las necesidades fisiológicas. Pero la mayoría de las personas en su “lucha por la vida” desoyen estos mensajes de alarma del cuerpo, y siguen.
La gente se “esmera”, se fuerza a seguir en pos de sus metas, no respeta sus límites, y así al cuerpo la última llamada desesperada que le queda antes de quebrarse, es el dolor. Este es un “idioma” universal, no se deja ignorar. Sin embargo la gente apela a estimulantes diversos (tabaco, alcohol, drogas legales e ilegales) a analgésicos de variada potencia, a “tranquilizantes”, todo en pos de sus metas. Y lo peor es que se sienten meritorios por hacerlo.
Finalmente el cuerpo está en “rojo en su cuenta de energía” y duele, y no puede más, está sin energía, y con una deuda a pagar.
El camino de regreso al mejor equilibrio posible (una mejor calidad de vida) es arduo, lento, penoso y absolutamente personal, no hay una fórmula mágica igual para todos. Para encontrar este camino se necesita conocer los síntomas y el estilo de vida que llevó a estos síntomas, para poder desandar el camino que cada uno hizo para llegar a ese estado. Hay que aprender a escuchar-se, entender-se, en ese nuevo lenguaje que cada uno precisa aprender, Hay que saber cuando se puede iniciar la tarea y cómo hacerlo con el menor gasto de energía.
No pueden “quemarse etapas”. Por eso cuando una persona viene al consultorio buscando respuestas inmediatas o a la brevedad, se sabe que todavía no está dispuesto a empezar a trabajar.
Dra María Cristina Lunic
FUENTE: http://www.facebook.com/note.php?note_id=161113777271979&id=100001519983533