domingo, 4 de marzo de 2012

Smog contra la salud, por José Antonio VERA





Smog contra la salud, por José Antonio VERA

3 Marzo 12 - -


La calidad del aire que respiramos en algunas ciudades es ya de por sí bastante mala en general, pero cuando durante meses deja de llover, los efectos perversos se hacen más que visibles. Aunque en los últimos días ha llovido, el smog (esa boina gris de niebla y humo que generan las industrias y los vehículos) se ha hecho visible este invierno a diario al acercarnos a Madrid y otras grandes ciudades. Se trata de una nube negra, gris o marrón que envuelve a los edificios y hace que muchas personas tengan problemas de respiración o picores oculares cuando es muy acusado debido a las condiciones térmicas o a la falta de lluvia. Pero no es un problema menor. El smog, formado por partículas finas y ozono troposférico, supone una importante amenaza para la salud. Un estudio de la Universidad de Washington ponía de manifiesto que la polución urbana incide más en la mortalidad por trastornos cardiovasculares como infartos agudos o ictus que por afecciones neumológicas. También se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama y con una tasa más alta de mutaciones genéticas en el esperma. Además, provoca inflamación pulmonar y aumenta los problemas respiratorios de las personas que padecen asma alérgica.


En las muestras de aire urbano que se toman con cierta regularidad para analizar la calidad de vida en las ciudades es habitual encontrar exceso de anhídrido sulfuroso y partículas en suspensión, así como plomo, metales pesados, dióxido de nitrógeno, clorofluorocarbonos, dióxido de azufre, hidrocarburos y, por supuesto, dióxido y monóxido de carbono. Este último lo sueltan en abundancia las chimeneas de las fábricas, los carburantes, el humo del tabaco y los tubos de escape. El monóxido de carbono es uno de los principales agresores de la salud de entre los contaminantes del aire que respiramos. Puede causar desórdenes respiratorios de todo tipo, irritabilidad, dolores de cabeza, enfermedades cardíacas y, por supuesto, cáncer. Produce un polvo contaminante que está en suspensión en el aire y que con frecuencia nos tragamos. Es un polvo que ensucia las calles, los árboles, las plantas, los edificios de las viviendas en donde dormimos, cuyas fachadas están habitualmente teñidas de gris por la acumulación de gases y humos. Ese polvo contiene todo tipo de venenos industriales, en ocasiones llega a depositarse sobre los alimentos que compramos en los mercados, en las frutas y hortalizas que crecieron en tierras contaminadas al borde de carreteras saturadas de tráfico o cerca de autopistas muy transitadas y contaminadas.


Pero hay muchos más contaminantes. Los óxidos de nitrógeno generan efecto invernadero, destruyen el ozono estratosférico (el bueno), acidifican el aire y forman ozono troposférico (el malo), por lo que contribuyen al cambio climático, crean riesgos para la salud asociados a la radiación ultravioleta, enfermedades respiratorias. Son con frecuencia responsables de muchos de los trastornos respiratorios, picores, irritaciones y molestias en los ojos y la garganta que sufrimos con frecuencia en estos días.  


Contaminación: más infartos, ictus y tumores por la suciedad ambiental en las grandes ciudades


El tráfico rodado y el humo de las industrias y del tabaco han generado cifras de contaminación nunca vistas. En las últimas semanas se han registrado niveles de hasta 60 microgramos por m3 de partículas tóxicas. Éstas penetran en los alveolos y las arterias provocando dolencias respiratorias y cardiovasculares.





Contaminación: más infartos, ictus y tumores por la suciedad ambiental en las grandes ciudades
 3 Marzo 12 - - A. Jiménez - madrid


Es una masa de polvo con origen africano la que ha amenazado esta semana a la Península. Una incómoda visita que no hace sino aumentar los ya de por sí elevados niveles de contaminación atmosférica. Sin embargo, es poco frecuente que aparezca en la estación invernal. Suele hacerlo cuando el tiempo está despejado, hace sol y las lluvias son escasas. Pero, curiosa y desgraciadamente, estas características ambientales coinciden precisamente este año con la estación que debería ser la más fría y lluviosa. Porque estamos presenciando el invierno más seco desde que hay cifras al respecto.

Si a eso se suma la contaminación del tráfico rodado, el humo de las fábricas y del tabaco, se llega a cifras como las alcanzadas estos meses en nuestro país. Se han registrado en las últimas semanas niveles de hasta 60 microgramos por m3 de partículas en comunidades como Madrid, Sevilla o Bilbao, cuando la normativa europea no permite rebasar los 40 microgramos. «Los cambios en las presiones hacen que los contaminantes permanezcan más tiempo en la capa que respiramos», explica Ramón Fernández Álvarez, coordinador del área de Enfermedades respiratorias y Medioambientales de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

Muertes indirectas
La «boina» de aire sucio que incrementa la polución es responsable, aunque indirectamente, de más de 16.000 muertes prematuras al año en España. Y todo porque las sustancias nocivas, como los óxidos de nitrógeno (NO y NO2), ozono troposférico, óxidos de carbono (CO y CO2), dióxido de azufre y partículas en suspensión, penetran y se depositan en los alveolos y arterias. De esta forma producen efectos tóxicos agudos que derivan sobre todo del carácter irritante y oxidante de las sustancias atmosféricas, dando lugar a dolores de cabeza, tos, irritación de los ojos y de las vías respiratorias (que favorece la aparición de rinitis y bronquitis), inflamación pulmonar, incluso infecciones pulmonares graves y daños cardiovasculares.

Respecto a estos últimos, Gregory Wellenius, investigador y profesor del Center for Environmental Health and Technology de la Universidad de Brown (Estados Unidos), explica a este semanario que «el riesgo de ataque al corazón puede medirse por, al menos, tres mecanismos. Estudios previos demostraron que los niveles más altos de partículas ambientales pueden afectar el sistema nervioso, que es el responsable de la regulación del ritmo cardiaco y de la tensión arterial».

Ictus
En segundo lugar, estas partículas ambientales también han sido vinculadas «a un aumento de la inflamación». El experto añade que «por último, existen pruebas que sugieren que pueden afectar a la capacidad de reacción de las arterias, esto es, pueden hacerse más grandes o más pequeñas para regular la tensión arterial y el flujo de sangre a las partes diferentes del cuerpo. Estos mecanismos, individualmente o en combinación, pueden aumentar el riesgo de infarto». En el último trabajo de Wellenius y su equipo, publicado hace unas semanas en «Archives of Internal Medicine», acaban de desvelar que la contaminación atmosférica, incluso a niveles generalmente considerados seguros por las autoridades, también incrementa el riesgo de accidente cerebrovascular en la nada desdeñable cifra de un 34 por ciento. Además, descubrieron que el máximo peligro tras la exposición a los aires nocivos se produce entre las 12 y las 14 horas antes de sufrir el ataque. «Este periodo de tiempo que observamos entre el incremento de los niveles de las particulas del aire y el aumento del riesgo de ictus nunca se había estudiado antes. Es un resultado interesante, porque sugiere que existe una respuesta fisiológica muy rápida», añade el investigador.
En el trabajo en cuestión los expertos analizaron a más de 1.700 pacientes que acudieron al hospital por un accidente cerebrovascular. Los científicos se centraron en las partículas denominadas PM2.5, que proceden de centrales eléctricas, fábricas, camiones y automóviles, entre otros, y que penetran con facilidad en los pulmones.

Corazón
Respirar aire tan impuro también puede asociarse a un riesgo mayor de sufrir un ataque al corazón. El motivo, dicen los científicos, puede hallarse la inflamación que provocan los ya mencionados contaminantes (entre ozono, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre). Excepto el primero de ellos, un ensayo internacional mostró un incremento de posibilidades de sufrir daño cardiaco en aquellos expuestos a mayores concentraciones de tóxicos durante apenas una semana antes de un ataque cardiaco. Así lo reflejaron recientemente en el «Journal of American Medical Association» (JAMA).

A un plazo mucho más largo, estas sustancias pueden afectar a la mujer. Eso creen investigadores de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos) han demostrado que la exposición a la contaminación del aire cuando una mujer da a luz a su primer hijo, puede alterar su ADN, y en consecuencia, sufrir cáncer de mama en la premenopausia.

La alteración genética se debe a que se incrementan los niveles de una proteína, la E-cadherina, y que juega un papel importante en el mantenimiento estable de las células y de los tejidos.«Es el primer estudio que examina la exposición a la contaminación del aire en los puntos clave en la vida de una mujer», dijo la investigadora principal, Katharine Dobson.

Asma
Y estos problemas son para los más mayores. Pero, ¿qué ocurre con los pequeños? Los lactantes «realizan 40 respiraciones por minuto, frente a las 12 respiraciones de las personas adultas, por tanto, el aire que movilizan respecto al tamaño de sus pulmones es mucho mayor y proporcionalmente la contaminación también lo es», señala a este semanario el presidente de la Sociedad de Neumología Pediátrica (SENP), Manuel Sánchez-Solis.

El experto señala que «tienen más riesgo de sufrir asma y una disminución de la función pulmonar». Sánchez-Solis aclara que «los sistemas enzimáticos y de protección frente a las agresiones externas están en pleno desarrollo, por lo que se encuentran más indefensos».

En cuanto a la disminución de la función pulmonar, el presidente de la SENP considera que «es un riesgo indiscutible de EPOC. Son candidatos a sufrir esta enfermedad cuando sean adultos. Es algo que sospechamos vehementemente».

Lo único relativamente «bueno» es que los virus del invierno han aparecido tarde, por lo que «ha habido menos ingresos por estos virus respiratorios; su epidemiología depende de las condiciones atmosféricas».

Alérgicos
Enfermedades que aparecen y otras que se agravan. Como les ocurre a los pacientes alérgicos, que pueden ver dañados sus bronquios. A ello parece contribuir en gran medida la emisión de las partículas contaminantes que emiten los motores diésel, los cuales alteran la estructura del polen y aumentan su capacidad de inducir una respuesta alérgica en aquellas personas más susceptibles.

Francisco Feo Brito, coordinador del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) explica que «el motor diésel puede llegar a emitir hasta 100 veces más partículas que los motores de gasolina y otra la alta concentración de polen de cupresáceas de los meses de enero y febrero».

Para evitar en la medida de lo posible volvernos «grises», lo mejor es «evitar estar mucho tiempo al aire libre en los días de alta concentración de contaminantes, así como cerrar las ventanas y evitar hacer ejercicio físico al aire libre».


Y además... Engordan
Su nombre suena aterrador: químicos disruptores endocrinos (EDCs, por sus siglas en inglés). Son sustancias tóxicas que provocan una acumulación de grasa presente en alimentos y productos de uso corriente. Así lo explican desde El Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, que están trabajando sobre ellas. Muchos, dicen, son solubles en las grasas y por ello se acumulan con facilidad.

Al grupo pertenecen especialmente los pesticidas e insecticidas. Lo que hacen, en concreto, es aumentar el riesgo de trastornos relacionados con la diabetes, como el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina. Según explica Javier Salvador, del equipo del CIBERobn, «la obesidad visceral promueve la liberación de ácidos grasos libres que llegan al hígado y contribuyen a generar resistencia a la insulina, lo que favorece la diabetes».

Al nacer
Además, estos compuestos acumulados en la grasa se transmiten a los hijos durante la gestación y después de la lactancia. De hecho, un estudio realizado en hembras de roedor embarazadas mostró, tras ser expuestas a estos tóxicos durante 19 días (duración del embarazo de este mamímefro), cómo desarrollaron diabetes gestacional. Sus crías terminaron también siendo diabéticas a los seis meses de nacer. Otros trabajos revelan que los plásticos de policarbonato como el bisfenol A (utilizado en los «tuppers») podrían también contribuir en la aparición de diabetes al ser sometidos a altas temperaturas.




Residuos en producción de paneles solares crean dudas de su efectividad ecológica


Aunque generan energía limpia, las interrogantes apuntan a su proceso de fabricación, el que produce varios elementos tóxicos.
por A.C. / F.G.



En septiembre del año pasado, cientos de vecinos de la ciudad china de Haining se congregaron en las afueras de la compañía Zhejiang Jinko Solar. Alegaban que los desechos de la empresa causaban enfermedades y muertes. La industria seguía funcionando, pese a no haber aprobado los controles ambientales.

La protesta podría ser similar a muchas de este tipo, pero fue especial por dos motivos: la compañía produce paneles solares, una de las formas de generación de energía renovable más destacadas por su limpieza y aparente falta de secuelas, y China es actualmente el principal actor en la fabricación de estos paneles en el mundo, con tasas de crecimiento de entre 33% y 63% anual.

El episodio es un capítulo más en un debate abierto sobre una industria de la que no existe aún mucha regulación y menos cifras de su potencial impacto ambiental.

Reacciones químicas
Para producir electricidad, los paneles solares usan químicos y metales altamente contaminantes en su elaboración.

Un estudio de 2009 hecho por Silicon Valley Toxics Coalition, una ONG formada para defender los derechos ambientales de los habitantes de este valle tecnológico de EE.UU., alertó de los potenciales daños que podían generar en las personas, sobre todo en su proceso de fabricación.

Hoy existen varios tipos, aunque hay tres que son los más usados.

Los de silicio cristalino, los más comunes, donde el 80% del silicio usado se pierde en su elaboración. A pesar de que el silicio puede reutilizarse, genera un polvo tóxico que, al aspirarse, produce daños al organismo.

Otro tipo es fabricado a base de telururos de cadmio, un material conocido por su alta toxicidad, y potencialmente cancerígeno. Aunque en su fabricación sólo el 1% del material es desechado, requiere medidas especiales para evitar problemas ambientales y sanitarios.

Un tercer panel es el de silicio amorfo, que libera algunos gases potencialmente explosivos durante su producción.

"Hay paneles solares contaminantes, pero no son los fotovoltaicos. Son los que utilizan plomo ácido y tienen una batería para generar energía, la que no se puede reciclar", advierte Christof Horn, representante en el país de Solar World, una de las compañías fabricantes de paneles solares fotovoltaicos.

Solar Scorecard es un instrumento creado por la Silicon Valley Toxics Coalition para medir, a base de una encuesta, la eficiencia energética de las compañías productoras de paneles por medio de datos del proceso de fabricación, calificándose en una escala de 1 a 100. En 2011, sólo cinco de los 10 fabricantes aprobaron con máximas calificaciones; uno quedó en nivel suficiente y cuatro no quisieron responder la encuesta.

El director del Centro de Sustentabilidad de la U. Andrés Bello, Marcelo Mena, conoce de cerca la energía solar. Es un ferviente usuario. En su casa cuenta con seis de estos paneles, que le proveen la energía necesaria para funcionar durante todo el día y la que sobra, la invierte para la noche.

Asegura que existe un creciente interés en Chile por esta tecnología, la que aumentará más cuando los usuarios puedan aportar la energía que les sobra a la matriz. "Con la aprobación del net metering, que permite inyectar la energía que te sobra durante el día a la red, para luego usarla de noche, se reducirá en 30% a 40% la inversión inicial necesaria para sistemas a escala residencial", explica.

A pesar de ello, reconoce que requieren un tratamiento adecuado. "Todo causa impacto y estos paneles no son llegar y botar a la basura, pero tampoco lo son ampolletas, refrigeradores, computadores o celulares", explica.

Reciclaje

De hecho, el estudio de Silicon Valley Toxics Coalition también apunta al reciclaje. Un panel posee una vida útil de 25 años, y aunque un 90% puede ser reciclado, terminará convertido en un trozo más de e-waste, o basura electrónica. Según la organización, sólo el 12,5% de la e-waste es tratada y reciclada. Del resto, hasta un 50% podría ser enviado a lugares donde los procesos no son óptimos.

Los paneles de cadmio, los de mayor crecimiento, debido a que son muy económicos de fabricar y los más eficientes, tienen una gran desventaja: no existen compañías especializadas en su reutilización, por lo que son reciclados junto a televisores, luces fluorescentes y baterías.

Por lo mismo, en EE.UU. existe preocupación. "Creemos que algunos de los paneles, especialmente los que tienen una película delgada de cadmio, pueden generar residuos peligrosos cuando son eliminados en un vertedero", dijo en The Daily Green, Charles Corcoran, experto del Departamento de Control de Sustancias Tóxicas de ese país.

Pero Horn hace un alcance. "Los fotovoltaicos se reciclan. Se funden los materiales al terminar su vida útil, de modo que puedan volver a usarse para su fabricación y así no contaminan".

El doctor Andrei Tchernitchin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico, es más optimista y cree que para cuando estos equipos se transformen en chatarra, ya debieran existir mecanismos que eviten que los elementos tóxicos que contienen caigan al ambiente. Es más, no sería mala idea, dice, que el precio de estos productos considere un porcentaje para que el fabricante pueda hacerse cargo de ese proceso.



Problemas en su producción

El estudio de Silicon Valley Toxics Coalition también detectó que algunas plantas que fabrican los paneles usan hexafluoruro de azufre para limpiar los reactores usados en su producción, un potente gas invernadero.

Día Internacional de la Mujer




Homenaje a todas aquellas mujeres que lucharon y aún luchan. por la misma igualdad de derechos y de oportunidades.

La broncemia, una enfermedad de la medicina moderna


Francisco Occhiuzzi -




Nos llega un correo de una persona querida para nosotros con varios enlaces de vídeos en youtube. En esta entrada presentamos uno de ellos, publicado por el canal de TEDxTalks .

Nos expresa de forma clara y no exenta de sentido del humor (aunque en este caso sea más bien humor negro...), la "enfermedad" que está asolando a un gran número de nuestros médicos.


LA BRONCEMIA


Se parece bastante a lo que estamos exigiendo los que padecemos este trato distante de hospitales y colegiados.

Médicos que se alejan cada vez más de los pacientes en la medida en que la tecnología se interpone entre ellos hasta formar una barrera infranqueable que a ellos, al parecer, ya les está bien, ya que de este modo, la implicación con el enfermo es mínima (o inexistente...) e incluso en muchos casos, lamentable.

Los semidioses no quieren ponerse a la altura de los simples mortales.


Por supuesto que la clase política no escapa a esta epidemia que asola nuestra sociedad y quizás debería darse cuenta de que debe reaccionar sin tardanza puesto que el pueblo está cansado... Muy cansado de cargar con todo en la escasez, mientras que ellos nos insultan con su alto nivel de vida, propiciado por sus grandes e injustos sueldos y enormes privilegios.

Este vídeo es un claro ejemplo de cómo el colectivo médico está perdiendo de vista al ser humano.



LA BRONCEMIA


Gracias a Cristina Trullá por esta estupenda colaboración con nuestra causa ya que toda ayuda es poca para difundir las injusticias a las que nos vemos sometidos los ciudadanos de a pie.

Publicado por Gaspar en 11:26

No es la depresión, estúpidos



Adrián Martínez

No se si ustedes recuerdan aquel chiste de un paciente con diarrea aguda que acude a un centro médico y el bedel, por equivocación -lo mismo era interino y ese mismo día se enteró de que no le renovaban el contrato- le envía al psicólogo. Tras un buen rato sale el paciente de la consulta y el mismo bedel, apresuradamente, le pide disculpas y le pregunta si sigue cagándose. El paciente, circunspecto, le responde que síÉ pero que ya no le importa. 

Parece, sólo, de chiste pero la medicina sigue aplicando este tipo de terapias psico-educativas-conductuales a pacientes con determinadas patologías. Un ejemplo típico es la fibromialgia (FM).
La FM puede ser una enfermedad esquiva y compleja pero no tiene un origen psicológico. Lo diremos por activa y pasiva. Numerosos estudios han confirmado su base neurobiológica como así fue reconocido por consenso de expertos. Dicha patología es de causa aún desconocida y se caracteriza por un cuadro de dolor crónico musculoesquelético generalizado, de origen no articular y que requiere para su diagnóstico la presencia del mismo de forma generalizada y de más de tres meses de duración, acompañándose de una sensibilidad anormal a la presión digital en unas zonas determinadas del cuerpo. Estos pacientes acuden a consulta por este tipo de molestias aunque es frecuente que presenten otras como fatiga, sensación de tumefacción y rigidez matinal, parestesias y disestesias en las manos, alteraciones neurológicas y en el sueño, disfunciones neuroendocrinas e inmunológicas y trastornos en el aparato digestivo, entre otras cosas. Es una enfermedad de sensibilización central que, en porcentajes importantes, se asocia a otras como la Sensibilidad Química Múltiple, el Síndrome de Fatiga Crónica y el de Electrohipersensibilidad, demostrándose, por tanto, la más que probable estirpe medioambiental de todos ellos. 

La FM se diagnostica teniendo en cuenta unos criterios que, en primera instancia, fueron establecidos por el Colegio Americano de Reumatología en 1990 y que, a petición de la comunidad científica, fueron renovados en 2003 en lo que se llamó el Consenso Canadiense. Con estos nuevos criterios puede observarse un aumento en el diagnóstico de FM entre pacientes con dolor crónico. También que hasta un 14% de pacientes diagnosticado de FM con los criterios del año 1990 no cumplen los nuevos.

Pero algunos en nuestro país no se han enterado o no quieren enterarse. Sus razones tendrán. Quizás sea debido a que el Ministerio de Sanidad sigue recomendando, en su documento de 2011, la utilización de los criterios diagnósticos de 1990 pese a reconocer que los mismos "plantean varias limitaciones". Las primeras, las mentales supongo. O sea, reconoce que hay un error de base pero persiste en su empeño y claro, alguna patulea científica le acompaña en el error. Pongamos por caso el del IDIAP Jordi Gol (Instituto de Investigación en Atención Primaria). Instituto que fué una fundación e iniciativa del Instituto Catalán de Salud y que no hace mucho publicó una investigación sobre FM en la cual establece que la misma se puede combatir con psicoeducación y relajación desde atención primaria. Recuerden el chiste. Sin embargo esta visión terapéutica sólo es posible cuando se contemplan a la depresión y a la ansiedad como causas de la FM. 

Y no es el caso. En dicha investigación se demostró que el 62.2 % de los enfermos presentaban depresión, sin embargo los criterios canadienses afirman que la incidencia de la misma en la FM es similar a otras enfermedades que cursan con dolor crónico. Es decir la depresión es un síntoma típico de los pacientes que sufren dolor crónico -y de los que ven canal 9- y no un status propio, y muchos menos la causa, de la FM. Es más, ningún estudio ha conseguido evidenciar hasta ahora que la presencia de trastornos o acontecimientos emocionales actúen como factores de riesgo, factores precipitantes y/o desencadenantes en el desarrollo o empeoramiento de la FM. Por el contrario, hay alteraciones neurológicas puestas de manifiesto por las nuevas tecnologías que están permitiendo realizar estudios donde se han encontrado diferencias significativas en el procesamiento del dolor entre pacientes con FM y personas sanas. Y ante aquellas investigaciones del IDIAP y similares la respuesta, no puede ser otra, debe ser "clintoniana": No es la depresión, estúpidos.

Y surgen varias preguntas: ¿Por qué este esfuerzo en no reconocer la naturaleza de la FM y empeñarse en tontadas y establecer sesgos que no conducirán al desarrollo de estrategias adecuadas para estos pacientes? ¿Se intenta echar una mano a esa derivada y deriva política que establece una minimización del gasto público y una limitación en la asistencia adecuada y multidisciplinar que merecen estos pacientes? ¿Por qué a estas alturas del conocimiento científico hay quien aún sigue empeñado, erre que erre, en buscar donde ya se ha demostrado que no está la causa de la Fibromialgia, y mucho menos el tratamiento? ¿Cuáles son las auténticas motivaciones para seguir trabajando -y gastando dinero público- en esa línea conducente a la psicologización y psiquiatrización de los pacientes con FM?

Estoy completamente de acuerdo con todas las Asociaciones de Afectados cuando afirman que el estudio del Jordi Gol es tendencioso, da cobertura a las administraciones sanitarias potenciando la confusión sobre la naturaleza de esta enfermedad y pretende limitar la asistencia de estos enfermos a atención primaria. Les han marcado un auténtico gol. Por la escuadra.

Lo mismo con unas palmaditas en la espalda y algún viaje del Imserso hubiese sido más que suficiente. Lo mismo intentan de este modo que algunos pacientes dejen de cagarse. En todo. En algo. En alguien.
http://www.diarioinformacion.com/suplemento-salud/2012/03/03/depresion-estupidos/1230008.html