Por: REDACCIÒN VIDA DE HOY |
Nunca es tarde para ser activo, pero antes es clave visitar al especialista.
La OMS lidera un programa para concienciar sobre la importancia de vivir sanamente desde la niñez.
Envejecer bien y con buena salud tiene su ciencia y su matemática.
El 35 por ciento de cómo se llega a la vejez tiene que ver con un determinante genético que da las reglas iniciales del juego. El otro 65 por ciento está dado por factores ambientales, estilos de vida, exposición a tóxicos y desarrollo de enfermedades. Factores que podemos modificar positivamente. Por eso, aunque la ciencia cada día se preocupa por hacernos más longevos (y lo ha logrado), la lucha actual busca que seamos adultos mayores saludables.
Ese es el tema del Día Mundial de la Salud este año, que en Colombia se celebra el 16 de abril. Las personas envejecemos, según el geriatra del Hospital San Ignacio, Rodrigo Heredia, de tres formas: exitosa (sin enfermedades relevantes y manteniendo una vida activa en la sociedad), normal (con males que requieren tratamiento y con la salud en riesgo de deteriorarse si no hay un control médico adecuado) y mala (con un deterioro rápido de la salud, mayor al esperado para la edad y que incluye enfermedades físicas y mentales que comprometen las actividades funcionales).
Con ese panorama es necesario aumentar la conciencia sobre los desafíos que acompañan al envejecimiento.'La buena salud añade vida a los años', es el lema que este año quiere dejar claro la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Desde la niñez
Un buen envejecimiento no se da de la noche a la mañana, corresponde a un trabajo desde la niñez e incluso desde antes de nacer.
Para Iván Darío Escobar, médico endocrinólogo y presidente de la Fundación Colombiana de Obesidad, "es clave tener conciencia y asumir con responsabilidad hábitos de vida saludable desde temprano". Resulta vital "hacer ejercicio para mantener activos los músculos, dormir el tiempo necesario, trabajar con gusto (no pensando que es una carga) y tener una buena alimentación, que permita un peso saludable y estable", recomienda Alicia Cleves, nutricionista del Centro Integral de Nutrición y Medicina (Cinumed).
Con la edad, agrega Cleves, la absorción de calcio disminuye y la falta de ejercicio y la menopausia favorecen la pérdida de masa ósea; por lo tanto, "se debe suplir el calcio faltante, al igual que otros nutrientes antioxidantes como vitaminas C, E, Zinc y A. Todo, siempre orientado por un especialista".
Expertos de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, editaron la Guía de autocuidados , en la que destacan cómo "el ejercicio regular ayuda a prevenir la cardiopatía coronaria, la presión alta, el ataque cerebral, la diabetes, la depresión, las caídas y algunos tipos de cáncer". Además, recuerdan que "nunca es demasiado tarde para ser activo". Eso sí, antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es fundamental una valoración médica completa.
Para tener cuenta
En lo psicológico: Una vida con bajos niveles de estrés, que permita el desarrollo integral de la persona, lleva a un envejecimiento psicológico adecuado y a menos riesgo de de desarrollar males como la depresión o al deterioro de la memoria.
En lo social: El envejecimiento es menos acelerado si hay programas de acceso a la salud oportunos y de carácter preventivo y curativo, y redes de apoyo familiar y gubernamental que protejan al anciano que empieza a tener problemas de movilidad y vulnerabilidad física o mental. Es clave que conozca sus cifras de colesterol, triglicéridos, tensión arterial, peso, etc.
Con los cinco sentidos
Para mantener las funciones cognitivas es clave prevenir daños en el cerebro y tener la mente activa.
Consejos útiles: Participar en juegos de mesa que involucran preguntas y respuestas y en otros como sudoku y ajedrez, leer con velocidad y hacer crucigramas. Ejercicios de evocación que impliquen memorizar o recordar algo, visualizar (por ejemplo, cómo estaban vestidos los personajes de la última película que vio), razonar y resolver problemas de lógica. Realizar tareas complejas que suelen delegarse a otras personas; por ejemplo, llenar el formulario de impuestos o armar un mueble de los que vienen separados por partes.
Leer y contar historias: exige poner toda la atención y más cuando quiere contárselas a otras personas.
Aprender otro idioma: esto reta al cerebro de forma constante, sobre todo cuando debe traducir o explicar lo que significa una palabra.