El Día de Navidad, 26 de diciembre de este 2010 que ha acabado -hace semana y media-, Rosa escribía a MI ESTRELLA DE MAR en los siguientes términos elogiosos que transcribo con su permiso:
“Hola, Mariajo! Mi nombre es Rosa y lo primero que quisiera decir es que este blog tiene un valor inestimable y te felicito enormemente por tan útil trabajo, máxime cuando con estas dolencias resulta complicado encontrar las fuerzas para llevarlo a cabo siempre que a uno le gustaría... […]. He sabido que lo que tenía se llamaba SQM hace apenas 3 años: anteriormente [...] tendía a creer que era psicosomático y a tratar de ignorarlo... hasta que descubrí este blog y un libro sobre el tema [el de Carlos de Prada] que me abrieron los ojos: parecía escrito todo para mí!!! […]. Muchas gracias por todo y ánimo con el blog, que de verdad es de gran ayuda!! Un oasis en mitad del desierto... [...]”.
Tras sus motivadoras palabras, la grata sorpresa vino cuando tras enviarle yo unos datos que me pedía y que en MI ESTRELLA DE MAR especifico que sólo facilito por correo privado, Rosa me explicó que era licenciada en psicología y terapeuta, y que acababa de publicar un artículo sobre sensibilidad química múltiple en el mes de enero de Espacio Humano, la decana y muy conocida revista madrileña gratuita dedicada a temas alternativos.
Deseaba mi parecer y por adelantado se disculpaba por si me añadía trabajo dado que como sabía por lo que vengo comentando en el blog, apenas puedo contestaros por mis sempiternos problemas de salud (aunque leer vuestras reflexiones sobre cada entrada sea una alegría).
El artículo se basa en dos fuentes: MI ESTRELLA DE MAR y el libro de Carlos de Prada “SQM. El riesgo tóxico diario” (primer y único monográfico en España de momento al menos, sobre sensibilidad química múltiple).
Es por ello que Rosa nos referencia como tal en su artículo, ya que, me comenta: “ambos han sido las principales fuentes de información y me han ayudado muchísimo a la hora de comprender qué me estaba pasando y cómo es el estado de cosas en torno a la SQM en la actualidad; y ambos lo merecen por el tremendo esfuerzo que es evidente hay detrás de ellos. Espero que algunas personas que lean el artículo se tomen el interés de conocerlos”.
Desde aquí agradecer a Rosa el gesto, que dice de su honestidad y transparencia como autora al dar crédito, y con ello difusión, a estas personas que trabajamos con mucho esfuerzo, a caballo entre bambalinas y los medios de comunicación, para los demás. Con ello dará además la oportunidad a sus lectores más curiosos de ampliar información sobre la SQM y sus patologías relacionadas, cuando así lo deseen.
Os recomiendo vivamente la lectura del texto: está muy bien estructurado y redactado, es de fácil lectura y ofrece un magnífico resumen de dos páginas con una panorámica completa del tema.El artículo, además, se encuentra al comienzo del ejemplar, lo que lo hace más fácil de ver para los lectores de la revista. Ya le he dado mis sinceras felicitaciones. Me ha encantado.
Los datos de la revista, para quien quiera hacerse con un ejemplar en papel en cualquiera de los sitios en los que se distribuye gratuitamente, son los siguientes: Espacio Humano, nº 148. Enero 2011 (págs. 10-11).
LA REVISTA “ESPACIO HUMANO”
Antes de que la SQM me obligara a aislarme en mi hogar, recuerdo de ver esta revista en TODAS las tiendas, herboristerías, restaurantes alternativos y ferias a donde iba.
Se trata de una muy conocida revista gratuita pionera en temas alternativos con una amplia distribución desde 1996 en más de 400 puntos de la Comunidad de Madrid (entre herboristerías, restaurantes vegetarianos, supermercados ecológicos, etc.) y eventos del sector (ferias, congresos...). Su tirada en formato papel es de 17.000 ejemplares controlados por el organismo oficialPDG/OJD. Aparte, la revista ofrece online a través de suhemeroteca digital algunos de sus ejemplares atrasados.
En la publicación escriben más de treinta contribuidores, entre otrosRamiro Calle, el conocido profesor de yoga y escritor, introductor de esta disciplina en España.
“Hola, Mariajo! Mi nombre es Rosa y lo primero que quisiera decir es que este blog tiene un valor inestimable y te felicito enormemente por tan útil trabajo, máxime cuando con estas dolencias resulta complicado encontrar las fuerzas para llevarlo a cabo siempre que a uno le gustaría... […]. He sabido que lo que tenía se llamaba SQM hace apenas 3 años: anteriormente [...] tendía a creer que era psicosomático y a tratar de ignorarlo... hasta que descubrí este blog y un libro sobre el tema [el de Carlos de Prada] que me abrieron los ojos: parecía escrito todo para mí!!! […]. Muchas gracias por todo y ánimo con el blog, que de verdad es de gran ayuda!! Un oasis en mitad del desierto... [...]”.
Tras sus motivadoras palabras, la grata sorpresa vino cuando tras enviarle yo unos datos que me pedía y que en MI ESTRELLA DE MAR especifico que sólo facilito por correo privado, Rosa me explicó que era licenciada en psicología y terapeuta, y que acababa de publicar un artículo sobre sensibilidad química múltiple en el mes de enero de Espacio Humano, la decana y muy conocida revista madrileña gratuita dedicada a temas alternativos.
Deseaba mi parecer y por adelantado se disculpaba por si me añadía trabajo dado que como sabía por lo que vengo comentando en el blog, apenas puedo contestaros por mis sempiternos problemas de salud (aunque leer vuestras reflexiones sobre cada entrada sea una alegría).
El artículo se basa en dos fuentes: MI ESTRELLA DE MAR y el libro de Carlos de Prada “SQM. El riesgo tóxico diario” (primer y único monográfico en España de momento al menos, sobre sensibilidad química múltiple).
Es por ello que Rosa nos referencia como tal en su artículo, ya que, me comenta: “ambos han sido las principales fuentes de información y me han ayudado muchísimo a la hora de comprender qué me estaba pasando y cómo es el estado de cosas en torno a la SQM en la actualidad; y ambos lo merecen por el tremendo esfuerzo que es evidente hay detrás de ellos. Espero que algunas personas que lean el artículo se tomen el interés de conocerlos”.
Desde aquí agradecer a Rosa el gesto, que dice de su honestidad y transparencia como autora al dar crédito, y con ello difusión, a estas personas que trabajamos con mucho esfuerzo, a caballo entre bambalinas y los medios de comunicación, para los demás. Con ello dará además la oportunidad a sus lectores más curiosos de ampliar información sobre la SQM y sus patologías relacionadas, cuando así lo deseen.
Os recomiendo vivamente la lectura del texto: está muy bien estructurado y redactado, es de fácil lectura y ofrece un magnífico resumen de dos páginas con una panorámica completa del tema.El artículo, además, se encuentra al comienzo del ejemplar, lo que lo hace más fácil de ver para los lectores de la revista. Ya le he dado mis sinceras felicitaciones. Me ha encantado.
Los datos de la revista, para quien quiera hacerse con un ejemplar en papel en cualquiera de los sitios en los que se distribuye gratuitamente, son los siguientes: Espacio Humano, nº 148. Enero 2011 (págs. 10-11).
LA REVISTA “ESPACIO HUMANO”
Antes de que la SQM me obligara a aislarme en mi hogar, recuerdo de ver esta revista en TODAS las tiendas, herboristerías, restaurantes alternativos y ferias a donde iba.
Se trata de una muy conocida revista gratuita pionera en temas alternativos con una amplia distribución desde 1996 en más de 400 puntos de la Comunidad de Madrid (entre herboristerías, restaurantes vegetarianos, supermercados ecológicos, etc.) y eventos del sector (ferias, congresos...). Su tirada en formato papel es de 17.000 ejemplares controlados por el organismo oficialPDG/OJD. Aparte, la revista ofrece online a través de suhemeroteca digital algunos de sus ejemplares atrasados.
En la publicación escriben más de treinta contribuidores, entre otrosRamiro Calle, el conocido profesor de yoga y escritor, introductor de esta disciplina en España.
ARTÍCULO DE ROSA CASAS: "LA SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE, UNA VOZ DE ALARMA" (TRANSCRIPCIÓN Y PDF)
Espacio Humano_revista enero 2011_nº 148_La SQM, una voz de alarma. Rosa Casas (3 h.)
(artículo "La SQM, una voz de alarma".
Espacio Humano, enero 2011. nº 148. Págs. 10-11)
Espacio Humano, enero 2011. nº 148. Págs. 10-11)
De entre todas las enfermedades que, de uno u otro modo, están relacionadas con la exposición a sustancias químicas variadas (cáncer, alergias, Parkinson, Alzheimer, diabetes, trastornos hepáticos, etc.) -las cuales se están cobrando un masivo y creciente número de víctimas-, tal vez sea la Sensibilidad Química Múltiple (SQM) la más directa y elocuente manifestación de los efectos que la química puede ejercer sobre el organismo.
La SQM es una enfermedad crónica, compleja, en la que confluyen alteraciones en diversos sistemas (límbico, endocrino e inmunológico). Suele aparecer tras una intensa exposición aguda a un producto tóxico concreto, o bien a raíz de reiteradas exposiciones, a niveles bajos, de una o más sustancias durante un largo tiempo.
Una vez iniciada la enfermedad, se produce una progresiva pérdida de tolerancia a cada vez más compuestos químicos que habían sido tolerados con anterioridad. Además, cada vez que la persona se expone a una de estas sustancias, el umbral de tolerancia va disminuyendo.
Los afectados sufren diversos síntomas físicos adversos tras una exposición, incluso a dosis bajas, que incluyen trastornos respiratorios, taquicardia, problemas gastrointestinales, dolores músculo-articulares, pérdidas de memoria, y un largo etcétera.
Los desencadenantes más frecuentes son los pesticidas, disolventes, pinturas, productos de limpieza, perfumes, cosméticos…, entre otros muchos.
En numerosas ocasiones, la SQM se presenta acompañada de otras dolencias, como el Síndrome de Fatiga Crónica, la Fibromialgia y/o la Electrosensibilidad. Lamentablemente, hoy día no existe tratamiento para la SQM, más allá de evitar la exposición a los químicos.
Sin embargo, son muchas las cosas que se puede hacer para mejorar la condición de los afectados. Entre ellas, está la desintoxicación (sauna, dieta hipotóxica, quelación de metales, retirada de empastes de mercurio, hidroterapia del colon, etc.). Es muy importante, además, fortalecer los propios mecanismos de eliminación de los tóxicos, así como los sistemas endocrino, inmunitario y nervioso. Un correcto aporte de minerales y vitaminas es, asimismo, esencial.
El impacto sobre la calidad de vida de estas personas es, a menudo, enorme. El entorno frecuentemente les resulta agresivo, debiendo evitar los numerosos ambientes que les provocan reacciones adversas, ocasionadas por multitud de contaminantes químicos que se encuentran por todas partes.
Ni siquiera en sus casas se sienten completamente a salvo de emanaciones perjudiciales (algunos incluso se ven obligados a abandonar su vivienda para habitar en coches, tiendas de campaña, etc.), de las que se defienden con purificadores de aire, mascarillas y tapando las rendijas, “atrincherándose” lo mejor posible en sus propios hogares, y padeciendo un cruel aislamiento físico y social que hace que su hogar, aparte de ser un “refugio” no deje de ser, al mismo tiempo, una suerte de “prisión”.
Con frecuencia, se duda de su palabra y son víctimas del rechazo médico y social, siendo tildados injustamente de enfermos psicosomáticos, ansioso-depresivos, hipocondríacos…, y remitidos a psiquiatría, pese a que existan sobradas evidencias científicas de que nos encontramos ante una enfermedad con una base fisiológica real, generada por tóxicos, y no por factores psicológicos. Algunos afectados son incluso tachados de absentistas o simuladores.
Tampoco los familiares o el entorno laboral suelen creer en la existencia real de la enfermedad. Como vemos, aún queda mucho por hacer en cuanto al conocimiento de los propios médicos, y de la población general, acerca de esta dolencia.
Muchos de los afectados ven seriamente reducidos sus recursos económicos, dado que la propia enfermedad les obliga a perder su trabajo, y tampoco reciben las pertinentes ayudas económicas, ya que la SQM, por el momento, no ha sido reconocida de manera oficial en muchos países, entre ellos el nuestro.
En España, al igual que en el resto de Occidente, la incidencia de la SQM es importante y se estima que las vidas de cientos de miles de personas se ven gravemente deterioradas por ella. Es urgente, por tanto, adoptar todas las medidas para ayudar a los que ya la padecen y para prevenir nuevos casos.
La demora en su reconocimiento no se corresponde con la realidad existente y no parece casual. Algunos de los motivos que subyacen a este hecho tienen que ver con que la SQM, por su propia naturaleza, supone una clara denuncia sobre el uso y abuso de muchas sustancias químicas perjudiciales y su impacto sobre la salud de las personas.
No sorprende que muchos sectores de la poderosa industria química sean contrarios al reconocimiento de la SQM, porque ¿qué ocurriría si la población conociera la existencia de una enfermedad que delata a la química sintética de un modo tan evidente? ¿Cómo afectaría eso a su nivel de ventas? ¿Cuántas responsabilidades se les podría pedir, con las consiguientes sanciones e indemnizaciones?.
Con todo, la buena noticia es que la SQM ya ha sido reconocida en varios países, como Alemania o Japón. ¿Cuántas personas más habrán de caer afectadas, cuánto tiempo más deberán, las que ya lo están, seguir condenadas a este injusto olvido, para que se produzca dicho reconocimiento en nuestro país?.
Entre tanto, las cifras de enfermos crecen, a medida que también lo hace el número de nuevos productos químicos (cuyos efectos sobre nuestra salud nadie conoce), que son lanzados al mercado a diario, y que muchos de nosotros adquirimos y utilizamos inocentemente, considerando que, si están a la venta, será porque son inocuos. Nada más lejos de la realidad.
Se nos dice que, a las bajas dosis autorizadas, estas sustancias no suponen peligro alguno, pero ¿se tiene en cuenta la suma de muchas "dosis bajas", repetidas un día tras otro, de innumerables sustancias a la vez, y su efecto acumulativo en el organismo? Particular atención merecen los niños y los ancianos, más sensibles aún a los efectos de estos compuestos.
¿Podemos acaso sentirnos protegidos cuando, desde las autoridades pertinentes, se suele actuar, si es que se actúa, a posteriori -es decir, cuando se constatan daños graves ya causados a numerosos individuos (y, como hemos visto, en el caso de la SQM, ni siquiera esto es así)- , en lugar de seguir una política de prevención?.
En realidad, esta dolencia nos podría alcanzar a cualquiera. Estas personas, con anterioridad al inicio de la enfermedad, toleraban los químicos sin problemas y llevaban una vida como la de cualquiera de nosotros. Ante este panorama, nos queda protegernos a nivel individual, al menos parcialmente (totalmente es difícil, puesto que también estamos expuestos a estos compuestos en lugares públicos o a través de vías que escapan a nuestro control), dejando de utilizar el mayor número posible de sustancias nocivas.
Existen sencillas alternativas de limpieza del hogar e higiene personal, que son inocuas e igualmente eficaces, además de más económicas (jabón natural, bicarbonato sódico, bórax, vinagre, limón, aceites esenciales naturales…).
Asimismo, en establecimientos especializados podemos encontrar numerosos preparados naturales y ecológicos a estos efectos. Igualmente, existen alternativas más inofensivas a los pesticidas, así como a los materiales de construcción y decoración.
Además de la química que entra en nuestro cuerpo por inhalación, es necesario, asimismo, estar atentos a la que lo hace a través de la alimentación (aditivos), el agua o los fármacos. En este sentido, la alimentación ecológica, un buen filtrado del agua, así como los remedios naturales para preservar o recuperar la salud, constituyen las opciones más recomendables.
La desintoxicación periódica supone otra medida importante a la hora de prevenir la acumulación de tóxicos en nuestro organismo.
En definitiva, a todos nos hacen mella, de una u otra manera, las mismas sustancias tóxicas que determinan la aparición de la SQM. Por consiguiente, todo lo que ayude a los afectados, también beneficiará a los millones de personas que padecen otras enfermedades relacionadas con la contaminación química, así como a toda la población.
Los enfermos de SQM, como verdaderos “sensores vivientes” de sustancias químicas dañinas, constituyen una voz de alarma que nos alerta sobre el mundo tóxico que estamos generando, y sobre cómo ello ya no sólo afecta al medio ambiente o a las especies animales (lo que, por otra parte, ya merecería nuestra preocupación de por sí), sino también, directa y claramente, al ser humano.*
Bibliografía:
-SQM. El riesgo tóxico diario. Carlos de Prada. Fundación Alborada.
-Blog sobre SQM, Fibromialgia, Fatiga Crónica y Electrosensibilidad:http://mi-estrella-de-mar.blogspot.com
Espacio Humano_revista enero 2011_nº 148 (ejemplar completo. 100 h.)
La SQM es una enfermedad crónica, compleja, en la que confluyen alteraciones en diversos sistemas (límbico, endocrino e inmunológico). Suele aparecer tras una intensa exposición aguda a un producto tóxico concreto, o bien a raíz de reiteradas exposiciones, a niveles bajos, de una o más sustancias durante un largo tiempo.
Una vez iniciada la enfermedad, se produce una progresiva pérdida de tolerancia a cada vez más compuestos químicos que habían sido tolerados con anterioridad. Además, cada vez que la persona se expone a una de estas sustancias, el umbral de tolerancia va disminuyendo.
Los afectados sufren diversos síntomas físicos adversos tras una exposición, incluso a dosis bajas, que incluyen trastornos respiratorios, taquicardia, problemas gastrointestinales, dolores músculo-articulares, pérdidas de memoria, y un largo etcétera.
Los desencadenantes más frecuentes son los pesticidas, disolventes, pinturas, productos de limpieza, perfumes, cosméticos…, entre otros muchos.
En numerosas ocasiones, la SQM se presenta acompañada de otras dolencias, como el Síndrome de Fatiga Crónica, la Fibromialgia y/o la Electrosensibilidad. Lamentablemente, hoy día no existe tratamiento para la SQM, más allá de evitar la exposición a los químicos.
Sin embargo, son muchas las cosas que se puede hacer para mejorar la condición de los afectados. Entre ellas, está la desintoxicación (sauna, dieta hipotóxica, quelación de metales, retirada de empastes de mercurio, hidroterapia del colon, etc.). Es muy importante, además, fortalecer los propios mecanismos de eliminación de los tóxicos, así como los sistemas endocrino, inmunitario y nervioso. Un correcto aporte de minerales y vitaminas es, asimismo, esencial.
El impacto sobre la calidad de vida de estas personas es, a menudo, enorme. El entorno frecuentemente les resulta agresivo, debiendo evitar los numerosos ambientes que les provocan reacciones adversas, ocasionadas por multitud de contaminantes químicos que se encuentran por todas partes.
Ni siquiera en sus casas se sienten completamente a salvo de emanaciones perjudiciales (algunos incluso se ven obligados a abandonar su vivienda para habitar en coches, tiendas de campaña, etc.), de las que se defienden con purificadores de aire, mascarillas y tapando las rendijas, “atrincherándose” lo mejor posible en sus propios hogares, y padeciendo un cruel aislamiento físico y social que hace que su hogar, aparte de ser un “refugio” no deje de ser, al mismo tiempo, una suerte de “prisión”.
Con frecuencia, se duda de su palabra y son víctimas del rechazo médico y social, siendo tildados injustamente de enfermos psicosomáticos, ansioso-depresivos, hipocondríacos…, y remitidos a psiquiatría, pese a que existan sobradas evidencias científicas de que nos encontramos ante una enfermedad con una base fisiológica real, generada por tóxicos, y no por factores psicológicos. Algunos afectados son incluso tachados de absentistas o simuladores.
Tampoco los familiares o el entorno laboral suelen creer en la existencia real de la enfermedad. Como vemos, aún queda mucho por hacer en cuanto al conocimiento de los propios médicos, y de la población general, acerca de esta dolencia.
Muchos de los afectados ven seriamente reducidos sus recursos económicos, dado que la propia enfermedad les obliga a perder su trabajo, y tampoco reciben las pertinentes ayudas económicas, ya que la SQM, por el momento, no ha sido reconocida de manera oficial en muchos países, entre ellos el nuestro.
En España, al igual que en el resto de Occidente, la incidencia de la SQM es importante y se estima que las vidas de cientos de miles de personas se ven gravemente deterioradas por ella. Es urgente, por tanto, adoptar todas las medidas para ayudar a los que ya la padecen y para prevenir nuevos casos.
La demora en su reconocimiento no se corresponde con la realidad existente y no parece casual. Algunos de los motivos que subyacen a este hecho tienen que ver con que la SQM, por su propia naturaleza, supone una clara denuncia sobre el uso y abuso de muchas sustancias químicas perjudiciales y su impacto sobre la salud de las personas.
No sorprende que muchos sectores de la poderosa industria química sean contrarios al reconocimiento de la SQM, porque ¿qué ocurriría si la población conociera la existencia de una enfermedad que delata a la química sintética de un modo tan evidente? ¿Cómo afectaría eso a su nivel de ventas? ¿Cuántas responsabilidades se les podría pedir, con las consiguientes sanciones e indemnizaciones?.
Con todo, la buena noticia es que la SQM ya ha sido reconocida en varios países, como Alemania o Japón. ¿Cuántas personas más habrán de caer afectadas, cuánto tiempo más deberán, las que ya lo están, seguir condenadas a este injusto olvido, para que se produzca dicho reconocimiento en nuestro país?.
Entre tanto, las cifras de enfermos crecen, a medida que también lo hace el número de nuevos productos químicos (cuyos efectos sobre nuestra salud nadie conoce), que son lanzados al mercado a diario, y que muchos de nosotros adquirimos y utilizamos inocentemente, considerando que, si están a la venta, será porque son inocuos. Nada más lejos de la realidad.
Se nos dice que, a las bajas dosis autorizadas, estas sustancias no suponen peligro alguno, pero ¿se tiene en cuenta la suma de muchas "dosis bajas", repetidas un día tras otro, de innumerables sustancias a la vez, y su efecto acumulativo en el organismo? Particular atención merecen los niños y los ancianos, más sensibles aún a los efectos de estos compuestos.
¿Podemos acaso sentirnos protegidos cuando, desde las autoridades pertinentes, se suele actuar, si es que se actúa, a posteriori -es decir, cuando se constatan daños graves ya causados a numerosos individuos (y, como hemos visto, en el caso de la SQM, ni siquiera esto es así)- , en lugar de seguir una política de prevención?.
En realidad, esta dolencia nos podría alcanzar a cualquiera. Estas personas, con anterioridad al inicio de la enfermedad, toleraban los químicos sin problemas y llevaban una vida como la de cualquiera de nosotros. Ante este panorama, nos queda protegernos a nivel individual, al menos parcialmente (totalmente es difícil, puesto que también estamos expuestos a estos compuestos en lugares públicos o a través de vías que escapan a nuestro control), dejando de utilizar el mayor número posible de sustancias nocivas.
Existen sencillas alternativas de limpieza del hogar e higiene personal, que son inocuas e igualmente eficaces, además de más económicas (jabón natural, bicarbonato sódico, bórax, vinagre, limón, aceites esenciales naturales…).
Asimismo, en establecimientos especializados podemos encontrar numerosos preparados naturales y ecológicos a estos efectos. Igualmente, existen alternativas más inofensivas a los pesticidas, así como a los materiales de construcción y decoración.
Además de la química que entra en nuestro cuerpo por inhalación, es necesario, asimismo, estar atentos a la que lo hace a través de la alimentación (aditivos), el agua o los fármacos. En este sentido, la alimentación ecológica, un buen filtrado del agua, así como los remedios naturales para preservar o recuperar la salud, constituyen las opciones más recomendables.
La desintoxicación periódica supone otra medida importante a la hora de prevenir la acumulación de tóxicos en nuestro organismo.
En definitiva, a todos nos hacen mella, de una u otra manera, las mismas sustancias tóxicas que determinan la aparición de la SQM. Por consiguiente, todo lo que ayude a los afectados, también beneficiará a los millones de personas que padecen otras enfermedades relacionadas con la contaminación química, así como a toda la población.
Los enfermos de SQM, como verdaderos “sensores vivientes” de sustancias químicas dañinas, constituyen una voz de alarma que nos alerta sobre el mundo tóxico que estamos generando, y sobre cómo ello ya no sólo afecta al medio ambiente o a las especies animales (lo que, por otra parte, ya merecería nuestra preocupación de por sí), sino también, directa y claramente, al ser humano.*
Bibliografía:
-SQM. El riesgo tóxico diario. Carlos de Prada. Fundación Alborada.
-Blog sobre SQM, Fibromialgia, Fatiga Crónica y Electrosensibilidad:http://mi-estrella-de-mar.blogspot.com
Rosa Casas
Terapeuta y Licenciada en Psicología
Centro Médico Princesa
Terapeuta y Licenciada en Psicología
Centro Médico Princesa
"ESPACIO HUMANO" DE ENERO 2011. EJEMPLAR COMPLETO (PDF)
(Ejemplar completo.
Espacio Humano, enero 2011. nº 148. 100 págs.)
Espacio Humano, enero 2011. nº 148. 100 págs.)
Independientemente de lo que os pueda ser de mayor o menor interés, quizás algún artículo de este número os sirva para extraer alguna información de la que aprender o incluso aplicar a vuestro caso.
Pero recuerda que si tienes SQM, con esta patología NO se suelereaccionar del mismo modo que otras personas, ni a la medicación convencional y/o sus excipientes (que normalmente no toleramos), ni aún a plantas y productos ecológicos. En general, o no nos hacen efecto, o dejan de hacerlo enseguida porque el cuerpo se "acostumbra", o tendemos a mostrar intolerancias, efectos adversos y amplificación de las propiedades hasta que nuestro cuerpo las convierte en negativas para su salud incluso a dosis subterapéuticas (a ello se añadirá un nuevo problema, si el producto desprende olor).
Por tanto, cuidado: usemos nuestra propia experiencia e intuición antes de pensar en aplicar información alguna a nuestro caso concreto. Recordad que vosotros como personas con SQM sois los que mejor conocéis vuestro cuerpo, e incluso en qué momento de salud estáis para saber si toleraréis o no algo, y en qué proporción.
Una vez dicho esto, en este ejemplar de Espacio Humano tenemos un artículo que aborda un problema central para las personas con SQM, que es cómo desintoxicar el cuerpo de forma significativa para que la “carga tóxica” corporal baje y con ello mejorar nuestra calidad de vida en lo posible (dentro de que la patología –recordemos-, es crónica).
El artículo se llama “Salud integral pasando por el intestino” (págs. 8-9) y su autor es Enrique Gonzáles, diplomado en Naturopatía y Homeopatía. El contenido gira dentro de los siguientes puntos: introducción; quelantes; oxigenación; formulaciones antifúngicas y antiparasitarias; fibras soluble e insoluble; fórmulas herbáceas drenadoras y desintoxicantes; probióticos.
Aparte, tenéis otros artículos –seáis personas sanas o con alguna patología- de la que quizás podáis extraer alguna información útil a título personal (parcial o en global), sea como cultura general, como ayuda puntual o para analizar algunos de vuestros síntomas de forma comparativa con otras patologías (por orden de aparición: plantas para el estrés -págs. 12/13-, terapia auditiva para la mejora de la calidad de audición y escucha –págs. 16/18-, osteopatía para el sistema osteo-muscular –págs. 28/29-).
ENLACES RELACIONADOS
-SQM, una enfermedad de gente sensible (Dr. Adrián Martínez. Periódico "Información". Referencia a Mi Estrella de Mar. 13/11/10)
-Mi Estrella de Mar en Discovery Salud nº 108 (septiembre 2008)
-Más en: Mi Estrella de Mar. Certificados de calidad, colaboraciones (radio, TV, libros, revistas, congresos...), colaboradores, iniciativas, reseñas, apoyos
Pero recuerda que si tienes SQM, con esta patología NO se suelereaccionar del mismo modo que otras personas, ni a la medicación convencional y/o sus excipientes (que normalmente no toleramos), ni aún a plantas y productos ecológicos. En general, o no nos hacen efecto, o dejan de hacerlo enseguida porque el cuerpo se "acostumbra", o tendemos a mostrar intolerancias, efectos adversos y amplificación de las propiedades hasta que nuestro cuerpo las convierte en negativas para su salud incluso a dosis subterapéuticas (a ello se añadirá un nuevo problema, si el producto desprende olor).
Por tanto, cuidado: usemos nuestra propia experiencia e intuición antes de pensar en aplicar información alguna a nuestro caso concreto. Recordad que vosotros como personas con SQM sois los que mejor conocéis vuestro cuerpo, e incluso en qué momento de salud estáis para saber si toleraréis o no algo, y en qué proporción.
Una vez dicho esto, en este ejemplar de Espacio Humano tenemos un artículo que aborda un problema central para las personas con SQM, que es cómo desintoxicar el cuerpo de forma significativa para que la “carga tóxica” corporal baje y con ello mejorar nuestra calidad de vida en lo posible (dentro de que la patología –recordemos-, es crónica).
El artículo se llama “Salud integral pasando por el intestino” (págs. 8-9) y su autor es Enrique Gonzáles, diplomado en Naturopatía y Homeopatía. El contenido gira dentro de los siguientes puntos: introducción; quelantes; oxigenación; formulaciones antifúngicas y antiparasitarias; fibras soluble e insoluble; fórmulas herbáceas drenadoras y desintoxicantes; probióticos.
Aparte, tenéis otros artículos –seáis personas sanas o con alguna patología- de la que quizás podáis extraer alguna información útil a título personal (parcial o en global), sea como cultura general, como ayuda puntual o para analizar algunos de vuestros síntomas de forma comparativa con otras patologías (por orden de aparición: plantas para el estrés -págs. 12/13-, terapia auditiva para la mejora de la calidad de audición y escucha –págs. 16/18-, osteopatía para el sistema osteo-muscular –págs. 28/29-).
ENLACES RELACIONADOS
-SQM, una enfermedad de gente sensible (Dr. Adrián Martínez. Periódico "Información". Referencia a Mi Estrella de Mar. 13/11/10)
-Mi Estrella de Mar en Discovery Salud nº 108 (septiembre 2008)
-Más en: Mi Estrella de Mar. Certificados de calidad, colaboraciones (radio, TV, libros, revistas, congresos...), colaboradores, iniciativas, reseñas, apoyos