Especialista del Tecnológico de Monterrey coincide con la Asociación Nacional de Farmacias de México en las cifras de medicamentos desechados de manera irregular.
2012-01-22•Tendencias
Falta de vigilancia en la forma de separar la basura aumenta esta problemática Foto: Octavio Hoyos
Actualmente se tiran en tiraderos al aire libre cerca de 100 millones de medicinas caducas que ocasionan contaminación ambiental y problemas de salubridad, según Guillermo Carrasco Acevedo, investigador del Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México.
El experto coincidió con la Asociación Nacional de Farmacias de México en las cifras de medicamentos desechados de manera irregular.
Acevedo señala que lo anterior se da porque las autoridades no regulan la manera de separar la basura en los tiraderos abiertos y porque no hay sanciones severas que den un castigo ejemplar a quien no cumpla la normativa establecida.
“Son 100 millones entre cajas de tabletas, de jarabe, ampolletas. Después de la fecha de caducidad los medicamentos conservan actividad química, cuando no se guarda de manera adecuada puede ser tóxico.
“Todo esto se va a los basureros a cielo abierto y estos a su vez se van al mercado negro o bien contamine la tierra, los mantos freáticos, el ambiente, las aguas municipales, donde paran desechos industriales y donde no hay forma de purificar solventes, sustancias.
“Hay medicamentos oncológicos, antibióticos, controlados como psicotrópicos, vacunas y muchos son anticonceptivos, los cuales contienen hormonas capaces de desaparecer en lagos especies completas de peces, de machos y hembras. Son tan potentes estas hormonas que convierten el agua en verdaderos lugares tóxicos, radiactivos. Una sustancia puede durar 800 años”, explicó Carrasco Acevedo en entrevista a MILENIO.
El especialista señaló que en 2009 el Senado de la República propuso crear depósitos para la ciudadanía, pero nadie lo ha hecho. Tampoco se informa con campañas. Apenas estamos en separar basura orgánica y no orgánica, no hay contenedores. No hay campañas, y Salud, Medio Ambiente y Ecología han incumplido con las disposiciones.
En México existen 4 mil 912 hospitales, clínicas, consultorios y establecimientos médicos que generan alrededor de 300 mil toneladas anuales de residuos peligrosos biológicos infecciosos (RPBI), que van desde jeringas con o sin aguja, navajas, bisturíes, ampolletas, tejidos y órganos humanos, cadáveres de animales de laboratorio, piezas dentales, gasas, sangre en estado líquido, materiales de curación odontológica, sábanas, batas y guantes.
De acuerdo con el IMSS y el ISSSTE estos residuos, por ley, son recolectados e incinerados para desactivar cualquier tipo de virus. Eduardo F. Skertchly, director general del Grupo Especializado en Investigación y Servicios Ambientales, SA de CV (GEISA), comentó que “existen otros métodos de tratamiento, como la trituración con base en iones eléctricos y por hipoclorito de sodio a altas temperaturas. No obstante, ninguno de los dos procedimientos elimina ciento por ciento los virus. El mejor método, aunque es el más costoso, es la incineración”.
Las cenizas luego se mandan a laboratorios de la misma empresa, y una vez que se comprueba que no hay peligro de contaminación, se envían a cualquier basurero.
Daños a la salud
Carrasco Acevedo aseguró que los laboratorios y luego los hospitales se han convertido en los principales causantes de este desastre de salud, seguido por las farmacias, cuyos 24 mil puntos de venta no pueden devolver a los laboratorios fabricantes y a los distribuidores los fármacos caducos y por últimos los ciudadanos. El problema ya se presenta, que va desde muertes prematuras hasta desarrollo de epidemias e incluso problemas dermatológicos.
Las investigaciones de Carrasco Acevedo son avaladas por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la cual reveló que la desigualdad y acceso inequitativo ha propiciado que 83.7% de los pobladores indígena no tengan acceso a los servicios de salud, que cuatro de cada diez viviendas indígenas carezcan de agua entubada; una de cada cinco no tengan electricidad y siete de cada 10 no tienen drenaje.
Las estadísticas también señalan que 40% de los indígenas no saben qué tipo de agua consumen y lo lamentable es que 95% de la mortalidad infantil se relaciona con infecciones gastrointestinales, muchas ellas causadas por el consumo de líquido de mala calidad.
••• Leyes complejas
Si bien la NOM-087-ECOL-SSAI-2002 es de las normas oficiales mejor elaboradas del sistema jurídico mexicano, según Gustavo Carvajal Isunza, abogado y especialista en derecho ambiental, también es de las más controvertidas.
“Para llegar a esta norma fue preciso realizar una serie de reformas a sus disposiciones que resultaban onerosas para los pequeños generadores, además de que desclasificó residuos que realmente no representaban algún riesgo para la salud y medio ambiente: batas, guantes y abatelenguas, entre otros utensilios de ese tipo”
El especialista añadió que “la Profepa no cuenta con los recursos económicos ni con el personal necesario para visitar, vigilar e inspeccionar a los encargados de producir dichos residuos biológicos e infecciosos, sobre todo a los pequeños y medianos generadores”, puntualizó Carvajal Isunza.
Si la norma pasada, es decir la NOM-ECOL-1985, establecía que los residuos biológicos peligrosos e infecciosos debían almacenarse durante ocho días, ahora el periodo es hasta por 30 días..
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