Pasar la barrera de los 65 años en condiciones óptimas depende, en parte, de los hábitos de vida que la persona adopte. Aparte de la influencia de la carga genética, la exposición a condiciones de vida adecuadas mejora las capacidades cognitivas durante el envejecimiento.
Santiago Rego. Santander | 05/06/2012 00:00
El envejecimiento de la población y los nuevos estilos de vida, en ocasiones alejados de las medidas preventivas aconsejadas a partir de los 65 años, están favoreciendo el aumento de las enfermedades degenerativas, entre las que destacan aquéllas que afectan al sistema nervioso. "Para paliar los efectos del paso del tiempo sobre nuestro cerebro, y su manifestación en forma de cognición, nada mejor que cambiar los hábitos de vida, y seguir pautas preventivas que ayuden a mantener el cerebro sano, activo y con la capacidad de emitir la respuesta adecuada en cada momento".
Esta es la opinión de Dámaso Crespo, catedrático de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria (UC), que ha participado en el programa Conferencias de Salud, que organizan el Colegio de Médicos y el Ayuntamiento de Santander, y en donde ha destacado que la población mayor se está incrementando tanto en valores relativos -aproximadamente el 18 por ciento de los españoles superan los 65 años- como en cifras absolutas, al aumentar día a día.
Contrapartida biomédica
"Este aspecto tan interesante para nuestra demografía tiene como contrapartida biomédica el hecho de que con el envejecimiento comienzan a manifestarse un grupo de enfermedades, denominadas en su conjunto como neurodegenerativas. El incremento en la esperanza de vida de las personas conlleva que las neuronas tengan que acompañarnos durante nuestra larga vida, por lo que la prevención es clave".
Sobre nuestro organismo, en general, y el cerebro, en particular, actúan dos procesos diferentes, ha agregado el experto. "Por una parte, la genética de cada individuo, que determina, de algún modo, ciertas condiciones de nuestro cerebro, mientras que, por otro lado, el ambiente también condiciona la actividad cerebral. Sobre la genética poco podemos hacer todavía, pues viene determinada por la herencia biológica que transmiten nuestros padres, pero sobre el ambiente sí que podemos actuar para mejorar la actividad cognitiva con la modificación de los hábitos de vida".
Según Crespo, las neuronas, salvo en lugares muy concretos y específicos del organismo, no se dividen y "con las que nacemos nos debemos mantener durante la vida. Es más, algunas de ellas degeneran y mueren, lo que provoca que una persona mayor tenga menos neuronas que cuando era joven. Además de esta falta de proliferación neuronal, es difícil también eliminar los tóxicos que producen las neuronas como consecuencia de su actividad metabólica a lo largo de su vida".
¿Qué hábitos saludables debemos entonces seguir? El catedrático ha precisado que el ejercicio físico y adecuado a las capacidades de cada individuo -caminar, bailar, etcétera- es obligado para mantener la fuerza muscular y evitar la pérdida masiva de tejido muscular. "También ayuda a mejorar la capacidad respiratoria, y así poder oxigenar nuestros órganos. Si además paseamos de forma rápida y acompañados de otras personas con las que mantengamos una conversación agradable, el ejercicio será aún mejor".
Control mantenido
A juicio de Crespo, al cerebro hay que mantenerle activo la mayor parte del tiempo. "No sirve haber estudiado mucho en la juventud, y luego dejar toda actividad mental reducida a una monotonía diaria. El cerebro necesita estimulación de forma continua, y por este motivo la realización de actividades destinadas al estímulo cerebral son muy importantes". Así, el también vocal del Colegio de Médicos de Cantabria ha recomendado, entre otras actividades para que el cerebro esté activo, los crucigramas, sudokus, sopas de letras y la lectura de prensa y libros. "Estas actividades implican estímulos novedosos para el cerebro que le ayudarán a mantener su actividad".
ALIMENTACIÓN Y VIVIR LA VIDA CON OPTIMISMO
Autor de numerosos trabajos en el área de la neurobiología cerebral y que en la actualidad dirige varios proyectos de investigación centrados en el envejecimiento cognitivo, Dámaso Crespo se ha referido igualmente a la alimentación, un pilar fundamental en la vida diaria, ya que representa la forma de aporte de nutrientes a las células. "La alimentación debe ser equilibrada y rica en productos vegetales que ayudan a desintoxicar a las células de diversas moléculas que nos dañan. Se debe beber agua de forma regular, ya que las personas mayores pierden la sensación de sed y no ingieren el agua necesaria para mantener la actividad corporal y cerebral en los niveles óptimos". Y parar completar el círculo cuando se llega a los 65 años edad, Crespo tiene una propuesta sencilla. "Si a todo esto le agregamos una personalidad optimista, que encuentra siempre un motivo de alegría en cualquier acontecimiento que le suceda, probablemente ese individuo entre en el grupo de personas que no sólo vivirá muchos años, sino que lo hará, asimismo, con mucha salud, tanto física como mental".
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