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viernes, 5 de octubre de 2012

El tabaco presenta compuestos tóxicos no regulados

Un estudio constata que las concentraciones de varias sustancias nocivas y carcinogénicas variaban significativamente en función de la marca

REPÚBLICA/EP | MADRIDPUBLICADA EL 27-09-2012

Las cajetillas de tabaco indican las concentraciones de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono para confirmar que no superan los niveles permitidos, sin embargo, la cantidad de estas sustancias no siempre es proporcional a la toxicidad que aportan multitud de otros compuestos, según han podido comprobar investigadores de la Universidad de Alicanteen un estudio publicado en la plataforma Sinc. Los investigadores analizaron 10 marcas de cajetillas y observaron que las concentraciones de varias sustancias nocivas y carcinogénicas variaban significativamente entre ellas. En concreto, analizaron los gases y alquitranes que emiten diez marcas comerciales de cigarrillos rubios: tres españolas (Fortuna, Ducados y Nobel) y siete estadounidenses o británicas (Marlboro, Winston, Chesterfield,Camel, L&M, Lucky Strike y John Player).




Según el estudio, publicado en Food and Chemical Toxicology, la proporción de los compuestos detectados en los gases se mantiene en cada tipo de cajetilla, pero hay algunos que no siguen esta tendencia, como isopreno, el crotonaldehído y el tolueno, que se encuentran entre los más carcinogénicos y nocivos.

“A pesar de que los productos que generan se parecen, el rendimiento relativo de algunos compuestos altamente tóxicos y carcinogénicosvaría considerablemente de una marca a otra”, ha señalado una de las autoras María Isabel Beltrán.

Los resultados también revelan que las marcas que presentan la menor producción de compuestos gaseosos no coinciden con las que lo hacen para los alquitranes, y que la que genera mayor cantidad de isopreno, tolueno y crotonaldehído proporciona una cantidad de alquitrán menor que la media. “No hay que asumir, por tanto, que un cigarrillo que genere más alquitranes vaya a ser más tóxico que otro que produzca menos”, ha señalado Beltrán.

Los investigadores, que declaran en el artículo no tener ningún conflicto de intereses, han preferido no desvelar los datos que corresponden a cada marca y las han identificado con las letras de la A a la J.

Respecto a las sustancias reguladas, al comparar con otros estudios se ha encontrado que el nivel de monóxido de carbono de los cigarrillos españoles es ‘medio-alto’ respecto al resto e, incluso, una de las marcas superaba ligeramente el valor establecido por la legislación (10 mg/cigarrillo), con 11,1 mg/cigarrillo.

“Hay que tomar este resultado con prudencia y compararlo con lo de otros laboratorios, porque, aunque hacemos los experimentos con 200 cigarrillos, a veces los datos pueden variar dependiendo del lote de cajetillas o de las condiciones ambientales”, ha señalado la investigadora.
http://www.republica.com/2012/09/27/el-tabaco-presenta-compuestos-toxicos-no-regulados_554505/ 

domingo, 8 de abril de 2012

Científicos hallan vínculo de estrógeno y humo de tabaco con cáncer de pulmón



Washington, 3 abr (EFE).- El estrógeno puede contribuir al cáncer de pulmón al intensificar los efectos del humo de tabaco, según una investigación presentada hoy en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer.

El descubrimiento de los científicos de la Universidad Duke y el Centro Fox de Investigación del Cáncer en Filadelfia (Pensilvania, EE.UU.) apuntan a la posibilidad de nuevas terapias dirigidas al metabolismo de esa hormona.

"Esta investigación proporciona el eslabón entre el estrógeno y el humo de tabaco", dijo Jing Peng, una graduada de la Universidad Nankai de China que es coautora del artículo y trabaja en el laboratorio de Margie Clapper en Fox.

Los investigadores encontraron que el estrógeno se metaboliza en derivados tóxicos en el pulmón de los ratones de laboratorio. El nivel de estos metabolitos tóxicos aumentó cuando se expuso a los roedores al humo de tabaco.

Los resultados indican que, algún día, podría haber nuevas terapias que impidan que el estrógeno se convierta en toxinas y ayuden en el tratamiento, o incluso la prevención, del cáncer de pulmón.

"En el futuro quisiéramos enfocarnos en las sendas de metabolización del estrógeno como forma de prevención del cáncer de pulmón", dijo Peng.

Los científicos han sabido durante mucho tiempo que el humo del tabaco es la causa principal del cáncer de pulmón. Pero recientes descubrimientos señalan que el estrógeno también podría desempeñar un papel en esta enfermedad.

Peng y sus colegas examinaron los pulmones de ratones sanos y encontraron que contenían altos niveles de metabolitos de estrógeno, conocidos como 4 hidroxi-estrógenos y que son carcinogénicos.

Específicamente estos hidróxi-estrógenos ayudan a activar los procesos que promueven el crecimiento de las células y generan los radicales libres que dañan a las células.

Cuando las investigadoras, que incluyen a EunRan Suh, de Corea del Sur y Ekaterina Shatalova, de Rusia, expusieron los ratones al humo de tabaco ocho semanas encontraron aumentos en los niveles de esos hidroxi-estrógenos.

"Creemos que estos metabolitos de estrógeno pueden dañar las células y contribuyen al cáncer de pulmón", apuntó Clapper.

Las ratonas expuestas al tabaco presentaron el doble de hidroxi-estrógenos en sus pulmones comparadas con los ratones, señalaron las autoras. EFE

jueves, 2 de junio de 2011

Las colillas de cigarro aniquilan a los peces


No importa si se trata del mar o del río porque las colillas de los cigarros son igual de tóxicas para los animales en contacto con el agua

Patricia E. Ferrer

Los componentes químicos que componen las colillas de los cigarrillos son tóxicas para los peces, tanto de agua dulce como de agua salada, e incluso pueden provocar su muerte, según se desprende de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de San Diego (Estados Unidos), después de analizar la toxicidad de diferentes colillas tras sumergirlas en un litro de agua y después introducir peces en ella.

El trabajo, que ha sido publicado en el ´British medical journal´, señala que las colillas más dañinas para los animales son las que mantienen en el filtro restos del tabaco fumado. Concretamente, la mitad de los peces enfermó o murió al introducirlos en el agua en el que había sido introducida una colilla de este tipo. En cuanto a las colillas que no contienen restos de tabaco, la dosis letal era de 1,8 colillas por litro para las especies de agua marina y de 4,3 colillas por litro para las especies de agua dulce.

Además, los investigadores realizaron las pruebas con filtros de cigarros sin fumar. En este caso hicieron falta entre 5,1 y 13,5 colillas por litro para intoxicar a los animales. Los científicos señalan a los componentes químicos que se utilizan para la fabricación del cigarrillo el hecho de que un filtro si usar también sea tóxico para los peces. Si el tabaco es tan letal en los peces que mueren con los restos, ¿qué es lo que fumamos?

Fuente: Extraconfidencial

http://www.asquifyde.es/noticia-detalle.aspx?noticia=1312

martes, 11 de enero de 2011

Ley “antitabaco”

Publicado por Miguel Jara el 10 de enero de 2011

Ha pasado ya más de una semana desde que entró en vigor la nueva ley “antitabaco”. Se me ocurren algunas reflexiones:

-La ley llega tarde y además es incompleta por no decir cínica ya que no se puede fumar en bares pero sí puede expenderse tabaco debido a que las máquinas que lo ofrecen continúan en los mismos.

-En este mismo blog y en otros foros se ha planteado si la ley no será totalitaria. Creo que todas las leyes tienen algo de totalitario. Si fuéramos todos razonables no harían falta leyes… y probablemente seríamos más aburridos.

-Creo que toda persona tiene derecho a maltratarse como quiera. Respeto el extraño gusto de los fumadores. Yo el tabaco lo odio desde que tengo uso de razón tras ver fumar a mi madre en casa (y en todas partes) como posesa. Siempre me ha dado asco pero respeto, repito, a quien fuma. Pero entiendo que se regule pues fumar es una actividad en la que no se pone sólo en jaque la salud de uno sino la de los que rodean al fumador y ahí entra en juego el derecho a la salud de quienes no fuman.

-También está el derecho de cada propietario de bar o restaurante a decidir si en su local se fuma o no (bueno, estaba, ahora ya no). Creo en ese derecho y lo que hemos hecho algunos hasta ahora era intentar evitar los bares llenos de malos humos (algunos más estrictos dirán que mejor evitar todos los bares). Un amigo me decía el otro día que entrar en un bar y que alguien te fume al lado y te eche el humo es como si ahora que no se puede fumar entras a tomar un vino en una tasca y el de al lado te tira a drede vino encima. A casi todo el mundo esto le parecería una provocación pero hasta ahora la mayoría no se extrañaba de dicho comportamiento aplicado al tabaco.

-No entiendo que existan restricciones a fumar en clubs de fumadores y sociedades gastronómicas siempre que lo acuerden sus usuarios y tomen las medidas adecuadas para no intoxicar a nadie (si es que esto es posible) ya digo que me parece respetable, cada cual que haga con su salud lo que le de la gana.

-En el fondo existe cinismo por parte del gobierno o de quienes gestionan el Estado pues si fumar es tan probadamente malo como sabemos quizá lo que habría que hacer sería prohibir fumar, al menos como se hace ahora. Y por supuesto perseguir a los fabricantes del producto nocivo. Es lo que se hace con los medicamentos que matan o dañan la salud de las personas. Y lo que sucede con numerosas sustancias químicas tóxicas y otras fuentes de contaminación o peligro para nuestra salud. O con las llamadas drogas ilegales.

-Así que algo de autoritaria sí tiene la medida pero lo cierto y lo digo sin acritud es que apenas he conocido fumadores verdaderamente comprometidos con el derecho a la salud de quienes les rodeaban cuando fumaban (es más en la familia la lucha para que no fumen quienes lo hacen al menos delante de los niños la seguimos perdiendo). Un autoritarismo que de manera paradójica beneficia a todos, fumadores y los que podemos tomarnos un vino donde antes no lo hacíamos. Los usuarios del tabaco por lo que veo ahora sí que son más respetuosos. Los que parecen que se van de rositas de nuevo son los productores, a sabiendas, de cigarros cargados de sustancias adictivas y tóxicas. ¿Podrían fabricarse cigarros ecológicos?

http://www.migueljara.com/2011/01/10/ley-antitabaco/

miércoles, 5 de enero de 2011

Sensibilidad química y ambiental múltiple


J. Fernandez-Solà Servicio de Medicina Interna. Unidad de Fatiga Crónica. Hospital Clínic. Universidad de Barcelona. Barcelona.
y S. Nogué Xarau Unidad de Toxicología Clínica. Hospital Clínic. Universidad de Barcelona. Barcelona. España.

Actualización

• Más de un 15% de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva frente
a algunos estímulos químicos o ambientales. En un 5% de casos estos procesos son claramente
patológicos y superan la capacidad adaptativa del organismo, y se generan manifestaciones
cutáneas, respiratorias, digestivas y neuropsicológicas, frecuentemente crónicas y persistentes.

• La base fisiopatológica de la sensibilidad química y ambiental múltiple radica en la sensibilización a estímulos repetidos y en la pérdida de tolerancia a la respuesta biológica ante éstos. Se produce una sensibilización progresiva central corticolímbica, que mantiene la respuesta durante un cierto tiempo a pesar de cesar el estímulo.

• No debe confundirse el concepto de sensibilidad con los de alergia, inflamación, autoinmunidad o
somatización, con los que tiene semejanzas sintomáticas, pero claras diferencias patogénicas.

• Los pacientes con sensibilidad química y ambiental múltiple presentan con frecuencia comorbilidades en forma de fatiga crónica, fibromialgia, colon irritable, síndrome seco, cistitis irritativa y distimia. La presencia de estas enfermedades asociadas puede agravar la sintomatología propia de la sensibilidad.

• Su diagnóstico se basa en criterios clínicos. El cuestionario QEESI (Quick Environmental Exposure and Sensitivity Inventory) identifica agentes desencadenantes de los síntomas, y cuantifica su gravedad y las repercusiones de la sensibilidad química sobre las actividades de la vida diaria.

• No se dispone de ningún tratamiento específico para la sensibilidad química y ambiental múltiple. Es imprescindible evitar la exposición repetida a los agentes precipitantes. A pesar de ello, el cuadro puede ser crónico, persistente y reducir la calidad de vida de los pacientes.

¿Qué es la sensibilidad química y ambiental?

¿Percibe como molestos o insoportables muchos olores que antes no lo eran? ¿Ha dejado de tolerar una mínima ingesta de alcohol? ¿Se ha vuelto intolerante a los derivados lácteos o a alimentos con gluten? ¿Ha dejado de utilizar algún cosmético porque le irrita la piel? Si contesta afirmativamente a alguna de estas preguntas puede estar desarrollando un proceso de
sensibilidad o intolerancia química múltiple (SQM).

Más del 15% de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva frente a algunos estímulos ambientales, cuya base fisiopatológica radica en la sensibilización a estímulos repetidos y en la pérdida de tolerancia a la respuesta biológica ante éstos. En un 5% de sujetos, estos procesos de sensibilización son claramente patológicos y superan la capacidad adaptativa del organismo, y generan manifestaciones locales o sistémicas, frecuentemente crónicas y persistentes. El tipo de estímulos desencadenantes es diverso, pero predominan los agentes químicos y las radiaciones ambientales.

La medicina ha ido incorporando lentamente los conceptos de sensibilización e hipersensibilidad, para diferenciarlos de la alergia o la reacción inflamatoria clásicas. Sin embargo, las enfermedades por hipersensibilidad aún están poco configuradas conceptualmente y a menudo no se diagnostican correctamente, e incluso se confunden con otros procesos como la alergia, la autoinmunidad o los trastornos somatoformes. La nomenclatura que las define también es diversa, y se propone utilizar el término de “sensibilidad” para unificar criterios. Los agentes que la pueden inducir suelen ser químicos y ambientales.

A continuación se exponen los criterios de diagnóstico de los síndromes de sensibilidad y las principales manifestaciones patológicas que producen. Se plantean los posibles mecanismos de prevención y control de estas enfermedades claramente emergentes en nuestra sociedad.


¿Cuáles son sus bases fisiopatológicas?

La SQM es una enfermedad adquirida, con repercusión sistémica, que se define a nivel sindrómico y por criterios únicamente clínicos (tabla I). Se caracteriza por la presencia de sintomatología sistémica crónica y reproducible como respuesta a un bajo grado de exposición a múltiples agentes químicos no relacionados entre sí y que mejora o se resuelve cuando se
evita esta exposición.

La sensibilidad es una función propia de los seres vivos, a través de la cual se interrelacionan con el medio ambiente que les rodea mediante los órganos de los sentidos y otras estructuras corporales como la piel, las mucosas, el sistema digestivo, el inmunológico y el neurológico, realizando continuos intercambios de información. Los mensajes que reciben pueden ser de muy diversa índole, desde los sensoriales puros como los lumínicos, auditivos, odoríferos, gustativos y táctiles a otros más complejos, como los procedentes de la alimentación, la exposición a agentes vivos, y a productos químicos y radiaciones ambientales. Estos últimos pueden tener diversos componentes con potencial sensibilizante y que actúan de forma sincrónica y aditiva.

El mantenimiento de la integridad corporal u homeostasis es una condición necesaria para la preservación de la salud e identificación corporal propias de cada individuo, y debe adaptarse a la situación de interrelación activa con el medio que le rodea.
En la interrelación organismo-ambiente hay variables que pueden modificar este equilibrio. La tolerancia es el mecanismo por el que se equilibran la intensidad del estímulo recibido y el grado de respuesta que es capaz de generar el organismo. Por un lado, la intensidad del estímulo que llega a nuestro organismo puede ser excesiva y sobrepasar los niveles de tolerancia; tal es el caso de una sobreexposición solar en que, a pesar de las barreras y mecanismos de protección cutánea, se produce una dermatitis actínica. Por otro lado, la tolerancia del organismo no es indefinida, sino que tiene un dintel de respuesta a partir del cual claudica.

La hipersensibilidad es una alteración biológica de los mecanismos de tolerancia en la cual se supera el límite de tolerancia a estímulos para un determinado individuo, a partir del cual se genera una respuesta biológica inadecuada por exceso o por defecto .

En la base fisiopatológica de la SQM se encuentra la pérdida de tolerancia (abdicción) a la exposición a muchos productos químicos, inducida en la mayoría de casos por una exposición
tóxica única a altas dosis o reiterada a dosis bajas en personas susceptibles.
Se acompaña de fenómenos de alteración de la respuesta inmunológica y de disfunción en la neurotransmisión cerebral. Se produciría una sensibilización central corticolímbica, a partir de la cual se perpetuarían las manifestaciones de la enfermedad. La generación de los síndromes de sensibilización se debería a este conjunto de agresiones que suelen ser de baja intensidad pero mantenidas y que producen un efecto de reiteración con amplificación progresiva de la
respuesta hasta llegar a ser patológica.

TABLA I

Criterios diagnósticos de sensibilidad química y ambiental múltiple

1. Es una enfermedad de curso crónico
2. Las manifestaciones se reproducen al repetir la exposición al agente
3. Los síntomas se presentan ante exposiciones a muy baja concentración
4. Las manifestaciones de sensibilidad mejoran o desaparecen al cesar la
exposición
5. La misma respuesta se obtiene al exponerse a productos diversos, no
relacionados entre sí
6. Los síntomas afectan a varios aparatos y sistemas del organismo

Modificadosa de Bartha et al 2. Arch Environ Health. 1999; 54:147-149 .

TABLA II

Principales compuestos químicos y situaciones ambientales potencialmente sensibilizantes,
detectadas en una serie de 52 pacientes evaluados en una la Unidad de Medicina Interna y Toxicología del Hospital Clínic de Barcelona.

Agentes químicos intolerados Nº de pacientes (%)

Productos de limpieza del hogar (lejía, amoníaco, salfumán, zotal) 42 (80%)
Colonias, cremas corporales, jabón, gel de baño, cosméticos, laca y perfumería 39 (75%)
Disolventes, acetona, barnices y pinturas 26 (50%)
Ambientadores para el hogar o locales comerciales 13 (25%)
Detergentes 13 (25%)
Humo tabaco 11 (21%)
Suavizante para la ropa 11 (21%)
Humo de incendio o de la cocción de alimentos 10 (19%)
Insecticidas en spray 7 (13%)
Gasolina, asfalto 7 (13%)
Bebidas alcohólicas 5 (13%)
Betún 4 (8%)
Pegamento 4 (8%)
Tinta (periódicos y revistas) 4 (8%)

Principales intolerancias ambientales

Exposición solar 15 (29%)
Exposición a ondas eléctricas (redes o
conducciones de electricidad, electrodomésticos) 5 (10%)
Ondas magnéticas (microondas, aparatos
de electromedicina, telefonía, electroimanes) 3 (6%)
Ondas sonoras (ruido intenso o persistente) 3 (6%)
Percepción de actividad sísmica 1 (2%)


¿Cuáles son los principales agentes sensibilizantes?

A lo largo de las últimas décadas se han ido reconociendo diversos mecanismos de sensibilidad anómala ante diversos estímulos. Desde 1940 hasta la actualidad, se ha asistido a un progresivo incremento de la exposición cotidiana y ambiental a múltiples productos químicos, sobre todo a los derivados de los combustibles orgánicos (petróleo, gasolina y otros hidrocarburos), a compuestos clorados (disolventes) y también fosforados (insecticidas). Precisamente son estos últimos productos los principales agentes sensibilizantes, en este caso de tipo químico.
Además, se añade la frecuente sobreexposición ambiental a radiaciones eléctricas, campos magnéticos y de radiofrecuencia procedentes de teléfonos, radios, ordenadores, líneas de alta tensión o antenas de telefonía móvil .

En la tabla II .
se relacionan los principales compuestos químicos y situaciones de exposición ambiental que provocan sensibilidad.
El desencadenante de este síndrome puede ser la exposición única a dosis elevadas, o reiterada a uno o varios productos tóxicos (insecticidas, gases y vapores irritantes, derivados del petróleo, edificios enfermos, productos de limpieza doméstica, pinturas, disolventes, cosméticos y otros), pero no siempre se constata este antecedente.
Es frecuente que la exposición sea de tipo laboral, pero también puede ser doméstica o accidental. Los desencadenantes alimentarios también deben tenerse en cuenta, aunque son de difícil constatación.


TABLA III

Principales síntomas de sensibilidad química y ambiental en una serie de 52 pacientes evaluada en la Unidad de Medicina Interna y Toxicología del Hospital Clínic de Barcelona

de pacientes (%)
Odinofagia, disgeusia, boca seca, tos seca, picor o mucosidad de garganta,
afonía o disfonía 48 (92)
Disnea, toracalgia o palpitaciones 38 (73)
Cefalea, pesadez o tensión en la cabeza, embotamiento o desorientación 22 (42)
Molestias nasales (picor, escozor, sequedad, rinorrea, estornudos) 18 (35)
Fatiga, astenia, cansancio, mialgias o debilidad 14 (27)
Mal estado general 14 (27)
Anorexia, náuseas, vómitos, dolor abdominal o disfagia 10 (19)
Molestias oculares (picor, lagrimeo, irritación, visión borrosa) 10 (19)
Ansiedad, angustia 8 (15)
Mareo, vértigo, inestabilidad 4 (8)
Distermia 3 (6)



Principales manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas de la SQM son diversas, y constituye una auténtica enfermedad sistémica

En la tabla III se relacionan las manifestaciones más frecuentes. El predominio femenino (>80%) está presente en prácticamente todas las series de pacientes descritas previamente, pero no se encuentran diferencias entre varones y mujeres respecto a los síntomas que presentan, a los productos que intoleran o a las repercusiones sobre las actividades de la vida diaria.

El inicio de los síntomas puede ser súbito o paulatino, y está provocado por la exposición a productos químicos o radiaciones a dosis bajas que previamente eran bien tolerados. Muchos pacientes aquejan ahogo al inhalar estos productos, síntomas irritativos de la piel, de las mucosas y de las vías respiratorias, cefalea, confusión mental, náuseas, diarrea, fatiga extrema, dolor osteomuscular generalizado y mal estado general que les impide continuar en ese ambiente. Al separarse del desencadente mejoran progresivamente en minutos, horas o pocos días. Estas intolerancias no corresponden a un síndrome de hiperreactividad de la vía aérea, y cuando se realizan pruebas funcionales respiratorias en personas con SQM, éstas son normales, excepto si los pacientes tienen una enfermedad respiratoria por otras causas. Estas intolerancias tampoco son de tipo alérgico, y cuando se realizan tests cutáneos o se investigan inmunoglobulinas específicas se obtienen resultados normales. Es frecuente que, de forma concomitante con la
SQM aparezcan otras comorbilidades como la fatiga crónica, la fibromialgia, la disfunción endocrina múltiple, el colon irritable, el síndrome seco de mucosas o la cistitis irritativa. Así mismo los pacientes suelen presentar labilidad emocional y sintomatología depresiva.


TABLA IV
Cuestionario QEESI (Quick Environmental Exposure and Sensitivity Inventory) de evaluación de la sensibilidad química múltiple

Escala 1. Exposición inhalatoria (rango 0-100)
Cada ítem se puntúa de 0 a 10 en función de la presencia de síntomas al
exponerse a estos productos
1. Humos procedente del tubo de escape de los coches
2. Humo del tabaco
3. Insecticidas
4. Vapores procedentes de una gasolinera
5. Pinturas o disolvente de pinturas
6. Lejía y otros limpiadores y desinfectantes domésticos
7. Perfumes y ambientadores
8. Alquitrán
9. Esmalte de uñas, quitaesmalte o laca para el pelo
10. Moqueta nueva, cortina de plástico nueva o el interior de un coche nuevo

Escala 2. Exposición no inhalatoria (rango 0-100)
Cada ítem se puntúa de 0 a 10 en función de la presencia de síntomas
1. ¿Cómo me siento al beber agua corriente del grifo?
2. ¿Cómo me siento al comer azúcar, pizza, comida grasa, leche, carne, cebolla,
ajo, alimentos cocinados en una barbacoa, comida muy especiada o con
glutamato?
3. ¿Cómo me siento si no puedo comer?
4. ¿Cómo me siento después de comer?
5. ¿Cómo me siento después de tomar café, té, coca-cola o chocolate?
6. ¿Cómo me siento si no como o bebo mi cantidad “habitual” de café, té, cocacola o chocolate?
7. ¿Cómo me siento si bebo cerveza, vino o cava?
8. ¿Cómo me siento si mi piel contacta con textil, joyas, cremas corporales o
cosméticos?
9. ¿Cómo me siento si tomo un antibiótico o un analgésico, o si me ponen una
vacuna?
10. ¿Cómo me siento si me expongo al polen de los árboles, al polvo o a la
picadura de un insecto?

Escala 3. Gravedad de los síntomas (rango 0-100)
Cada ítem se puntúa de 0 a 10 en función de la presencia de síntomas
1. Tengo problemas con mis músculos o mis articulaciones
2. Los ojos me queman o están irritados. Me cuesta respirar, tengo tos, mucha
mucosidad o infecciones respiratorias
3. El ritmo de mi corazón es irregular, tengo palpitaciones o malestar en el tórax
4. Tengo dolor de estómago, calambres en los intestinos, se me hincha la barriga,
tengo náuseas, diarrea o estreñimiento
5. Tengo problemas para pensar, me cuesta concentrarme, no recuerdo las cosas,
me desoriento, me cuesta tomar decisiones
6. Me siento nervioso, irritable, deprimido, tengo ataques de ira, he perdido la
motivación por cosas que antes me interesaban
7. Tengo problemas de equilibrio y coordinación, las piernas se me duermen, me
cuesta fijar la mirada
8. Tengo dolor de cabeza
9. Me salen erupciones en la piel, urticaria o tengo la piel muy seca
10. Tengo dolor en el bajo vientre, tengo que orinar muy frecuentemente, me urge
orinar. Si es usted mujer, ¿tiene trastornos en relación con la regla?

Escala 4. Identificación de la exposición (rango de 0-10)
Cada ítem se puntúa como 0 (no hay exposición) o 1 (hay exposición)
1. Fumo, por lo menos, una vez por semana
2. Bebo cerveza, vino, cava, whisky, ron, ginebra u otras bebidas alcohólicas, al
menos una vez por semana
3. Tomo café, cortado, café con leche, té o coca-cola, al menos una vez por
semana
4. Me pongo perfume, laca para el pelo, colonia, desodorante o after-shave, al
menos, una vez por semana
5. En mi casa o en mi lugar de trabajo, se ha realizado una fumigación con
insecticidas en los últimos 12 meses
6. En mi trabajo o en otras actividades, estoy expuesto a productos químicos,
humos, gases o vapores
7. En mi casa hay personas que fuman
8. Mi cocina funciona con gas natural, o gas butano o gas propano
9. Utilizo suavizante para la ropa de vestir o de la cama
10. Tomo, al menos una vez por semana, alguna pastilla de cortisona,
antiinflamatorio, analgésico con receta, antidepresivo, ansiolítico, hipnótico o
alguna droga

Escala 5. Impacto de la hipersensibilidad sobre las actividades de la vida
diaria (rango 0-100)
Cada ítem se puntúa de 0 a 10 en función de los cambios realizados
1. Ha hecho modificar lo que como habitualmente
2. Ha reducido mi capacidad para ir al trabajo o a la escuela
3. Me ha obligado a cambiar algunos muebles de mi casa
4. Me ha obligado a hacer cambios en la ropa que elijo para vestirme
5. Ha modificado mi capacidad para viajar a otras ciudades o conducir el coche
6. Me ha hecho cambiar la elección de mis productos de aseo personal
7. Ha reducido mi capacidad para encontrarme con otras personas en
restaurantes, iglesias u otros lugares de reunión
8. Ha modificado mis hobbys
9. Ha modificado mi relación con mi pareja o mi familia
10. Ha reducido mi capacidad para limpiar la casa, planchar u otras actividades
rutinarias


¿Cómo establecer el diagnóstico?

El diagnóstico de la SQM es clínico, es decir, se basa en una serie de síntomas que presentan los pacientes. Los primeros criterios diagnósticos de SQM se establecieron por consenso en 1989 y se modificaron en 1999, siendo y son los que se utilizan hoy en día. Actualmente están en fase de revisión por un comité internacional de expertos. No hay ninguna prueba analítica de sangre u orina, ni ninguna exploración complementaria específica que permita confirmar el diagnóstico, pero en estos pacientes deben realizarse algunas exploraciones que permitan excluir otras causas de su enfermedad.
La exploración física de personas con SQM es normal, y puede objetivar los signos irritativos de piel y mucosas en las fases agudas. Ante la falta de biomarcadores específicos, se ha desarrollado un cuestionario de autoevaluación (QEESI: [Quick Environmental Exposure and Sensitivity Inventory])

(tabla IV). Mide las intolerancias ambientales y no ambientales, las exposiciones encubiertas, la intensidad de los síntomas y el impacto de la SQM sobre la vida diaria, y que con una sensibilidad del 92% y una especificidad del 95%, puede diferenciar a los individuos sensibles de los controles. Muchos de estos pacientes se etiquetan injustamente de una enfermedad psicosomática, de un síndrome ansioso-depresivo, de absentismo laboral o de rentistas. La incredulidad por la existencia real de la enfermedad suele abarcar también a los familiares del paciente, a su entorno laboral e incluso a sus médicos de cabecera u otros especialistas. La evolución de los pacientes es crónica y persistente, les obliga a modificar las actividades de su vida diaria para no exponerse a los productos frente a los que se muestran sensibles.
La SQM es un síndrome que no pone en riesgo la vida de los pacientes, que nunca llegan a precisar ingreso hospitalario por este motivo. En caso contrario, hay que replantear si el diagnóstico es correcto o la SQM está asociada a otrosproblem as de salud independientes, como puede ser el asma bronquial o la alergia.

Actuación ante fenómenos de sensibilidad

La actuación más importante es evitar la reexposición a los agentes desencadenantes, por mínima que sea.
Al no conocerse bien las bases fisiopatológicas de este síndrome, tampoco se dispone de un tratamiento etiológico o específico. Para evitar nuevas exposiciones a productos o ambientes a los
cuales ya se sabe que son hipersensibles, es fundamental que modifiquen los hábitos de la vida diaria, con la mejora de la ventilación y aireación de sus domicilios, la evitación de ambientes húmedos, la no exposición a ambientes irritantes (gases, humos) y comiendo ecológicamente. Asimismo, se debe tratar sintomáticamente las comorbilidades que aparezcan, especialmente la fatiga crónica y la fibromialgia.
Algunas personas pueden verse obligadas a cambiar de domicilio para conseguir un medio ambiente adaptado a su estado de salud. Esfrecuent e que se requiera cambio de ambiente laboral y, en algunos casos, se pueden presentar situaciones de invalidez laboral para el puesto de trabajo previo. Es frecuente que esos pacientes requieran soporte psicológico adaptativo para afrontar el curso de la enfermedad. Se están estudiando técnicas de posible desensibilización para mejorar la tolerancia de los pacientes a los agentes desencadenantes.
La detección precoz en los circuitos de medicina laboral y de atención primaria, puede ser una buena medida para evitar la amplificación y cronificación del mecanismo de sensibilidad. La
complejidad de estas enfermedades lleva a plantear la creación de unidades específicas con aproximación multidisciplinar para optimizar su proceso diagnóstico y control evolutivo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Los tóxicos del humo del tabaco duran 14 días en el ambiente


El humo "de segunda mano" que aspiran los fumadores pasivos es tan tóxico como el cigarrillo mismo. Se comprobó que los tóxicos del humo del tabaco son capaces de permanecer hasta 14 días en el lugar donde se fumó. Quienes trabajan con fumadores aumentan entre un 20 y un 30 % el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y males coronarios, aunque jamás haya fumado. En el hogar la situación se agrava cuando conviven fumadores con niños y mujeres embarazadas. La esposa de un fumador tiene un 25% más de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

Marta Angueira, coordinadora del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo (PPCT) del Ministerio de Salud porteño, explicó que los ambientes libres de humo "son la única medida que protege en forma efectiva del efecto tóxico del cigarrillo, ya que se demostró que no existe sistema de ventilación capaz de eliminarlos".

El humo ambiental de tabaco es la mezcla del humo que exhala el fumador y del que emana el cigarrillo encendido. Este tiene mayor concentración de tóxicos, porque se produce a altas temperaturas y no pasa por ningún filtro. Contiene más de 4.000 productos químicos irritantes (cianuro, dióxido de azufre, monóxido de carbono, amoníaco y formaldehído, entre otros). de las cuales 50 son cancerígenos (arsénico, cromo, nitrosaminas y benzopireno, entre otros). El humo ambiental de tabaco es el más nocivo porque no existe un nivel mínimo de exposición que sea seguro para la salud.

El fin de establecer ambientes 100% libres de humo es resguardar a fumadores y no fumadores, y también a los niños, embarazadas, trabajadores de bares y restaurantes, y enfermos crónicos y cardíacos (los más vulnerables). Estudios muestran que en los ambientes 100% libres de humo, "los infartos se redujeron en más de un tercio", afirmó Angueira.

El humo del tabaco impacta en el organismo. Facilita el desarrollo de cáncer (pulmón, esófago, vejiga, etc.), males coronarios, accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad vascular periférica y EPOC.

Fuente: La Gaceta

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