En estos tiempos en que nos quejamos de una sociedad en decadencia, de una sociedad enferma llena de crímenes, injusticias, suicidios, drogas, abuso y corrupción, existen miles de teorías sobre las posibles causas de estos males sociales, y son tan variadas como maléficas. Sin embargo las peores causas, y sin duda las más peligrosas son las que no conocemos o son lo suficientemente enmascaradas para controlar a una sociedad engañada.
Éste es el caso de la psiquiatría, y la industria farmacéutica asociada. Extorsión en nombre de la salud mental, un fraude gigantesco a base de mentiras y engaños cuyo costo real no se traduce sólo en los millones de dólares gastados, si no en vidas humanas.
Las drogas psicoactivas.
Para millones de personas, las drogas son uno de los problemas más graves que afectan a nuestra sociedad, sin embargo hemos pasado por alto que las drogas ilícitas representan solo un porcentaje pequeño de la cantidad total que se consumen. En la actualidad las drogas psiquiátricas no solo se usan en nuestras escuelas, hospitales, centros de rehabilitación y prisiones, si no que son utilizadas por las personas para manejar cualquier clase de males: para perder peso, para mejorar la confianza, para el insomnio, para los problemas con las matemáticas, de escritura o la concentración, hasta para la ansiedad. Y aunque son legales y a menudo reciben el nombre de medicamentos, sus efectos son más peligrosos de lo que se cree.
Las drogas psiquiátricas alteran el estado de ánimo, y no solo son capaces de alterar las formas en que una persona actúa, siente y piensa, sino además pueden alterar lo que ve. El problema con las drogas psiquiátricas es que únicamente inhiben los síntomas, mismos que se presentan de nuevo después de pasado el efecto. Al igual que las drogas ilícitas sólo proporcionan a la persona un escape temporal de sus problemas. Igualmente tienen numerosos efectos secundarios, como espasmos, gesticulaciones, inquietud severa, delirios y reacciones maniacas, ataques de apoplejía, disfunciones sexuales, confusión, mala concentración, problemas de memoria, sentimientos de pánico, alucinaciones, pesadillas, pensamientos suicidas y hostilidad. Como si todo esto fuera poco este tipo de drogas son adictivas y los síndromes de abstinencia pueden llegar a ser mucho más graves que los de una droga ilícita.
En junio del 2001, en un artículo del Washington Post se expresó que mientras que por tradición se manufacturan nuevas drogas para los trastornos existentes, en el caso de la psiquiatría el negocio es encontrar nuevos trastornos para las drogas que ya existen.
De esta forma volvemos al tema del fraude, y como lo expresa la CCDH, si de fraudes se trata, tal vez el mayor logro de la psiquiatría sea el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (DSM) publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), y el Catálogo Internacional de Enfermedades, Sección de trastornos mentales (ICD).
Continúa...
Éste es el caso de la psiquiatría, y la industria farmacéutica asociada. Extorsión en nombre de la salud mental, un fraude gigantesco a base de mentiras y engaños cuyo costo real no se traduce sólo en los millones de dólares gastados, si no en vidas humanas.
Las drogas psicoactivas.
Para millones de personas, las drogas son uno de los problemas más graves que afectan a nuestra sociedad, sin embargo hemos pasado por alto que las drogas ilícitas representan solo un porcentaje pequeño de la cantidad total que se consumen. En la actualidad las drogas psiquiátricas no solo se usan en nuestras escuelas, hospitales, centros de rehabilitación y prisiones, si no que son utilizadas por las personas para manejar cualquier clase de males: para perder peso, para mejorar la confianza, para el insomnio, para los problemas con las matemáticas, de escritura o la concentración, hasta para la ansiedad. Y aunque son legales y a menudo reciben el nombre de medicamentos, sus efectos son más peligrosos de lo que se cree.
Las drogas psiquiátricas alteran el estado de ánimo, y no solo son capaces de alterar las formas en que una persona actúa, siente y piensa, sino además pueden alterar lo que ve. El problema con las drogas psiquiátricas es que únicamente inhiben los síntomas, mismos que se presentan de nuevo después de pasado el efecto. Al igual que las drogas ilícitas sólo proporcionan a la persona un escape temporal de sus problemas. Igualmente tienen numerosos efectos secundarios, como espasmos, gesticulaciones, inquietud severa, delirios y reacciones maniacas, ataques de apoplejía, disfunciones sexuales, confusión, mala concentración, problemas de memoria, sentimientos de pánico, alucinaciones, pesadillas, pensamientos suicidas y hostilidad. Como si todo esto fuera poco este tipo de drogas son adictivas y los síndromes de abstinencia pueden llegar a ser mucho más graves que los de una droga ilícita.
En junio del 2001, en un artículo del Washington Post se expresó que mientras que por tradición se manufacturan nuevas drogas para los trastornos existentes, en el caso de la psiquiatría el negocio es encontrar nuevos trastornos para las drogas que ya existen.
De esta forma volvemos al tema del fraude, y como lo expresa la CCDH, si de fraudes se trata, tal vez el mayor logro de la psiquiatría sea el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (DSM) publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), y el Catálogo Internacional de Enfermedades, Sección de trastornos mentales (ICD).
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