El bricolaje, el modelismo o la pintura incrementan casi tres veces el riesgo de padecer cáncer de pulmón
P.TOIMIL / SANTIAGO
Día 15/02/2012
Aficiones en principio triviales como el bricolaje, el modelismo o la pintura pueden llegar a incrementar el riesgo de padecer cáncer de pulmón en un futuro. Así lo aseguran investigadores de la USC en un estudio en el que afirman que el riesgo se multiplica por tres debido a una exposición continuada a disolventes orgánicos, barnices, polvo de madera o colas, todas ellas substancias cancerígenas cuando el tiempo de exposición es duradero.
El estudio, el primero publicado en este ámbito, se realizó con 990 individuos, 442 con cáncer pulmonar y 548 sin él, ingresados en el Hospital Clínico Universitario de Santiago y en el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense. La muestra certificó que las personas que todavía no padecían esta enfermedad la acababan desarrollando al entrar en contacto con este tipo de productos tóxicos sin ningún tipo de precaución previa.
Aun así, y aunque los datos sean categóricos, el profesor Alberto Ruano aseguró ayer a ABC que «no hay que ser alarmantes», pues la principal causa del cáncer de pulmón «sigue siendo el tabaco». De hecho, para Ruano, fumar y practicar alguna de estas actividades, incrementa el riego cancerígeno, sobre todo en las labores que conlleven la utilización del barnizado.
Por ello, el profesor recomendó que todas aquellas personas aficionadas a estos trabajos utilicen las medidas de higiene necesarias para no contraer la enfermedad. En este sentido, utilizar una mascarilla en el lugar del trabajo o una buena ventilación son claves para disminuir los índices cancerígenos de los productos tóxicos. De entre las actividades en riesgo, el estudio no revela la cantidad de individuos afectados en los diferentes campos analizados, y no contempla otro de los trabajos peligrosos: la carpintería.
El estudio, financiado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias, confirma los resultados observados en un trabajo anterior de menor muestra publicados en la revista «Epidemiology» —una de las más prestigiosas en este ámbito y en la que también se incluyó este último— en 2002, datos que en su momento formaban parte de la tesis doctoral del profesor Ruano y Juan Miguel Barros Dios, quien firma el artículo.
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