miércoles, 15 de febrero de 2012
Panamá: Basura electrónica, un problema sin solución
Toneladas de computadoras, celulares, heladeras, televisores, se desechan cada año sin tratamiento. Metales pesados y gigantescos volúmenes de plástico van a parar al Volcadero sin gestión especial. Las alternativas.
El Volcadero municipal de Paraná es un enorme vertedero a cielo abierto en el oeste de la ciudad, que durante décadas fue recibiendo cientos de toneladas de desechos que la gente tira día a día al tacho de basura. Sin ningún tipo de separación en origen, ni alternativas de recuperación de materiales, todo va a parar al Volcadero sin distinción. Allí son los cirujas quienes remueven los desechos y hacen una tarea de clasificación informal entre vidrios, cartones, plásticos, que después venden a los acopiadores. Prenden fuego para ahuyentar las moscas y separar los metales, rescatan alimentos en mal estado para sus caballos y sus chanchos.
Desde hace más o menos una década al Volcadero empezaron a llegar cada vez más objetos electrónicos de desecho, en consonancia con la explosión de la industria y la venta de computadoras y celulares. De pronto de llegar electrodomésticos aislados -heladeras, cocinas- fue cada vez mayor la cantidad de residuos electrónicos. Hoy el problema es gigantesco, porque la basura va creciendo al ritmo de las ventas. Una computadora portátil se recambia antes de los cinco años de uso, y una de escritorio antes de los siete. El ritmo de recambio de celulares es mucho mayor.
Hoy lo que se rompe o se desecha va a parar al vertedero. Una computadora tiene alrededor de 50 sustancias contaminantes en su interior, entre ellas mercurio, plomo, cadmio. Las baterías recargables de las notebook y de los celulares son los elementos más contaminantes de los equipos. Estas sustancias van a parar a la tierra y al agua y provocan enfermedades graves, entre ellas cáncer. Hasta ahora los esfuerzos para revertir la situación son aislados. No hay política de Estado y los proyectos de ley duermen en el Congreso.
IDEAS. En 2010, desde el Concejo Deliberante, el ex concejal Horacio Piceda presentó un proyecto sobre el tema e inclusive promovió reuniones con miembros de organizaciones no gubernamentales y de la Universidad para empezar a pensar modos de tratar esta basura. Pero este proyecto no prosperó.
Paralelamente, en la Facultad de Ciencia y Técnica de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), un grupo de estudiantes bajo la dirección de la profesora María Emilia Llorente inició un proyecto de investigación sobre residuos electrónicos. Hoy este equipo está gestionando fondos para comenzar con acciones concretas. Han logrado instalar el tema, y empezar a crear conciencia sobre la existencia de este tipo de residuos y su especificidad.
El Estado municipal de Paraná ha prometido un tratamiento de estos desechos en conjunto con un cambio en la gestión de todos los residuos domiciliarios.
Mientras, hay paranaenses que siguen acumulando en sus casas aparatos rotos, sin decidirse a desecharlos sin tratamiento, y otros dejan en la vereda, sin remordimiento de conciencia, sus televisores viejos y sus impresoras obsoletas. Un dilema todavía sin solución.
PROBLEMA DE TODOS. Daniel compró nuevos componentes para su computadora, y los antiguos, que por su tecnología ya no le satisfacían, se los dio a su hermana, para que recambie a su vez su ordenador de escritorio de más de una década. Ella desarmó, rearmó, y los elementos más antiguos se los pasó a las sobrinitas de su novio, que dentro de una carcasa desechada por otra familia, y con un monitor de los viejos, también donado, pudieron tener por primera vez su propia computadora. Este tipo de trabajo suelen hacer organizaciones solidarias en todo el país, desguazando y reparando aparatos electrónicos para dar talleres a chicos de bajos recursos, y para acercar tecnologías a grupos sociales que no pueden comprarlas. Pero son contadas estas instituciones en el país. Y tampoco hay gran cantidad de recicladores de residuos electrónicos. El resultado es que hoy -según datos de Greenpeace- se reciclan sólo entre el 2 y el 4% de todos los electrónicos que se botan a la basura. No hay redes de recicladores y tampoco hay una acción sistemática del Estado en ese tema, ni Nacional, ni provinciales, ni municipales. Se necesita logística, se necesitan herramientas, se necesita personal, y sobre todo, se necesitan fondos. No son proyectos baratos.
Hoy por hoy, casi la totalidad de las computadoras, los celulares, los televisores, las heladeras desechadas van a parar sin más a vertederos a cielo abierto -como el nuestro- o a rellenos sanitarios, sin rescatar elementos valiosos (oro, cobre) para la industria de los electrónicos ni tampoco componentes que podrían ser reutilizados para reparar aparatos rotos.
Los especialistas coinciden en que el problema de los electrónicos es de todos: de los vecinos que desechan, de quienes los fabrican y también del Estado. El desafío es aunar voluntades y coordinar acciones para que prospere un modelo de reciclado de estos artículos altamente contaminantes.
En proyecto El proyecto de ley de Basura Electrónica (presentado en 2008) establece la Responsabilidad Extendida del Productor, principio a través del cual las empresas importadoras, productoras o ensambladoras de productos eléctricos y electrónicos se hacen cargo legal y financieramente de la gestión y tratamiento de este tipo de residuos. Al mismo tiempo, establece los lineamientos para la creación de una infraestructura nacional de transporte, acopio, recuperación y reciclado de este tipo de residuos a través de la creación de un ente mixto público no estatal responsable del sistema. Aún no fue aprobado y desde organizaciones ambientalistas luchan por su pronta sanción.
3 kilos de basura electrónica por año, genera cada habitante de Argentina. Eso significa 120.000 toneladas por año en total (120 millones de kilos de residuos electrónicos por año). Se estima que en 2011 se descartaron más de 1 millón de computadoras, 10 millones de teléfonos celulares y más de 400 millones de pilas. Hoy el 40 por ciento de estos residuos terminan en rellenos o basurales, el 50 por ciento sigue siendo almacenado en depósitos o en hogares y solo el 10 por ciento llega a ser recuperado o reciclado, informa Greenpeace.
Proyecto piloto en Oro Verde La profesora María Emilia Llorente (licenciada en Sistemas), docente de la Facultad de Ciencia y Técnica (Uader, subsede Oro Verde) está dirigiendo un proyecto vinculado con el reciclado de residuos electrónicos. En diálogo con EL DIARIO, explicó que se trata de un "proyecto piloto". "Subsanar la problemática con un solo proyecto era una utopía, pero sí podíamos comenzar con un proyecto piloto que permitiera tener noción acerca de cuál era la problemática y empezar a tratar el tema. Debe tomar responsabilidad tanto el empresariado como la parte pública, es un emprendimiento donde toda la sociedad tiene que estar involucrada: la educación, el gobierno municipal, el empresariado. Es responsabilidad de todos", comenzó diciendo.
"Es un proyecto que, si se quiere hacer con absoluta seriedad, no es económico -no es de bajo costo-, tiene que ver con procedimientos para poder reciclar y poder tratar lo que es la basura electrónica. Es un espectro gigantesco y cada franja de esa basura electrónica tiene un tratamiento determinado con lo cual hay para andar mucho camino. Pero bueno, si no se comienza, se desconoce cuál es problema y no se consiguen ni siquiera los resultado más simples", señaló.
APOYO. "Había mucho apoyo de los distintos sectores de la sociedad, desde distintas facultades de la Uader, desde la misma Facultad de Ciencia y Técnica. Presentamos un proyecto de extensión pero aún no tenemos respuesta", comentó. En el interés de que se lleve adelante, el grupo de investigación tuvo contacto en forma independiente de la Facultad, con Ecourbano, del cual recibió un apoyo muy grande y que inclusive permitía tener contacto con la gente del empresariado local, muy interesado en participar del proyecto, dijo la profesora. "Tenemos serias intenciones de conseguir los recursos (para desarrollar el proyecto), no bajar los brazos, en eso estamos. Hemos avanzado en que la sociedad ha tomado conocimiento de que existe algo llamado residuos electrónicos", rescató finalmente.
Reciclar, ayudar La profesora María Emilia Llorente (Uader, Oro Verde), explicó que es importante tener en cuenta que "lo que para uno es basura electrónica, para otro sector puede no serlo. Por lo tanto, hay todo un proceso de reciclado sobre los productos que se exponen o se ofrecen como basura electrónica para que toda la sociedad pueda aprovechar este tipo de recursos, no como algo que no funcione y en definitiva lo que estoy haciendo es tirando a la basura. La idea de poder reciclar algo es ofrecerlo a alguien que por una cuestión de falta de recursos, no tiene acceso a la tecnología", resaltó.
CLASIFICAR. "Una vez que se determinó cuál es la verdadera basura electrónica, se debe hacer un desglose de todos los materiales. Tampoco tiene sentido decidir que el 3% y el 5% de toda esta basura electrónica es lo que no sirve y entonces al resto lo tiro al Volcadero. Lo que hay que determinar es qué procedimiento seguir con cada uno de los materiales, para que responsablemente seamos conscientes de cuán contaminante es toda esa basura. Las pilas son sólo una aspecto de esta problemática", finalizó diciendo Llorente.
Peligros para la salud Plomo, RFB, PVC, mercurio, fósforo, cadmio, berilio, bario, cromo hexavalente, son algunos de los elementos tóxicos que contiene en su interior una computadora. Greenpeace realizó un informe que explica cada uno de los efectos de estas sustancias en la salud.
- Los TRC (tubo de rayos catódicos, en la pantalla de la computadora) contienen plomo, principalmente en el tubo, con algo en la soldadura de placas de circuitos, aunque las versiones más modernas han reducido su contenido del fondo de la pantalla. Produce daños en los riñones y en el cerebro y efectos sobre el sistema nervioso central y reproductivo.
- Algunos retardantes de fuego bromados (BFR), utilizados en las plaquetas de circuitos y carcasas plásticas, no se descomponen fácilmente. La exposición persistente a estos compuestos puede conducir a problemas de aprendizaje y memoria.
En caso de exposición fetal, puede provocar desórdenes en el comportamiento.
- El berilio presente en interruptores, transmisores y conectores es cancerígeno.
- El cadmio, utilizado en la mayoría de los televisores de color CRT, contactos y switches, puede acumularse en el ambiente y es altamente tóxico, afectando principalmente riñones y huesos.
- El policloruro de vinilo (PVC) es un plástico que contiene cloro, es utilizado en algunos productos electrónicos como aislante en cables, alambres, circuitos, conectores y carcasas de plástico. Los procesos de producción y deshecho por incineración del PVC generan la liberación de dioxinas y furanos. Estos químicos son altamente persistentes en el ambiente y muchos son tóxicos, incluso en muy bajas concentraciones.
- El mercurio, en las lámparas de las pantallas de LCD, es teratogénico. El mercurio es tóxico incluso en dosis muy bajas. Produce efectos sobre el sistema nervioso central, cardiovascular y pulmonar y daños en los riñones y la vista.
- El níquel es considerado tóxico. Probable cancerígeno, probable teratogénico, produce efectos sobre el sistema pulmonar y respiratorio.
- Litio: Dada su baja absorción, el litio puede lixiviarse fácilmente a los mantos acuíferos, el litio se ha encontrado en pequeñas cantidades en diferentes especies de peces.
Experimentos en ratas, han sugerido que los compuestos de litio en combinación con compuestos de manganeso, pueden incrementar la toxicidad en caso de inhalación.
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